¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"No hagas ni un puto ruido." •
•
•
Luego del beso me quite la cinta y me levante a paso apresurado sentándome al lado de Fred quien tenía su mandíbula apretada, posé mi mano sobre la suya y él me dio una pequeña sonrisa.
***
—T/N duerme conmigo –dijo Fred entrando a la carpa, todos nos miraron confundidos pero aceptaron.
Fred y yo caminamos hasta su cama y el cerro las cortinas dándonos un poco de privacidad. Yo me quite los zapatos y me tire boca arriba en la cama. Fred hizo lo mismo y puso su cabeza en mi pecho.
Casi por instinto comencé a acariciar su cabello, estábamos en silencio disfrutando de la compañía del otro. No sé cuánto tiempo estuvimos así pero dejamos de escuchar las voces de los demás.
Fred se levantó y comenzó a quitarse la ropa para ponerse algo para dormir, yo nerviosa comencé a jugar con mis dedos y a sudar.
—¿Vas a dormir así? –me preguntó Fred.
—Am, no. Me voy a cambiar
Me levante de la cama y busque mi bolso, saqué el pantalón de pijama y la camisa de tiros blanca que hacía juego con este.
—¿Me doy la vuelta? –me preguntó Fred y yo asentí.
Cuando lo vi darse la vuelta comencé a quitarme la ropa. Casi unos segundos después sentí unas manos en mi cintura y unos labios en mi cuello.
Solo estaba en bragas y el suéter que tenía puesto, Fred me pego contra la pared y comenzó a besarme, felizmente le correspondí los besos mientras acariciaba su cuello.
Las manos de Fred fueron a mis muslos y con facilidad me alzo haciendo que enrollara mis piernas en su cintura. Fred caminó hasta la cama y me puso en esta suavemente.
Continuamos teniendo una guerra por ver quien tomaba el control en el beso. Lentamente sus labios fueron descendiendo desde mis labios, a mi cuello, luego a mis pechos que aún estaban cubiertos por el suéter y al final llego a mis piernas.
Me quitó mis bragas y fue dándome besos desde los pies hasta mis muslos sin despegar nunca su mirada oscurecida de la mia.
Dio un beso a cada una de mis piernas para por fin darle un beso a mi centro, paso su lengua lentamente por mi hinchado clitoris y yo me retorcí de placer.
—Joder... si, así –gemí en voz alta y él se alejó viéndome con desaprobación.
—No hagas ni un puto ruido –asentí y él sonrió sobre mi sensible piel.
