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09 de Enero. 4 meses después del fallecimiento de Tom.
Caminé a paso lento por el lugar, no estaba lloviendo como aquel día pero el cielo si estaba nublado.
Leí cada nombre hasta que encontré el de él.
En memoria de Tom Riddle. Siempre en nuestros corazones. Hasta luego, Tom. 2002 - 2021
Leí en voz alta lo que decía la lápida, me acerqué y quité las flores blancas que estaban allí para colocar las rojas que había traído yo, me senté a un lado y suspiré.
—Hola, señor odioso... Hace un tiempo que no hablaba contigo –reí levemente. —¿Sabes que día es hoy? 09 de Enero, mi cumpleaños, hoy me pedirías matrimonio... Hoy se cumplen 4 meses de tu muerte
Tragué el nudo en mi garganta y miré el cielo.
—Perdí a nuestro o nuestra hija... El 14 de Diciembre tuve la pérdida... Si, estaba embarazada –sonreí triste. —Tal vez Aurora venía en camino
Acaricié mis rodillas y sentí una lágrima rodar por mi mejilla derecha. —Nadie está preparado para decir “adiós”, pero algunas veces la vida se resume en una inesperada despedida, podemos encerrarnos y descansar o podemos salir a despejar la mente, probablemente no lo entiendas, algunas veces suele suceder... Nunca estamos listos para dar el último abrazo, pero lo bonito es que podemos revivir los recuerdos y guardarlos para siempre, el tiempo pasará y nos ayudará a sanar todo aquello que nos duele, y, aunque pasemos la vida un poco rotos, siempre encontraremos la forma de verle el lado lindo a las cosas –tome una bocanada de aire y acaricié la tumba. — Pero joder, mi corazón se rompe un poco solo cuando oigo tu nombre y cuando me doy cuenta de que nunca estuvimos realmente destinados a estar juntos... Dijimos “en otra vida, tal vez” y seguimos nuestro propio camino.
Me puse de pie y sacudí mi pantalón, sonreí con tristeza y suspiré. —No te tengo aquí conmigo pero al menos tengo el recuerdo... Me quedo con la sonrisa de la última vez que nos vimos, y aún te digo “te quiero”, aunque no estés aquí, aunque tal vez no lo escuches, lo repito como una plegaria o mejor dicho, como una promesa
Acomodé mi cabello y besé mis dedos para luego colocarlos sobre la lápida.
—Hasta luego, señor odioso, algún día nos volveremos a ver
Con mi corazón hecho trizas y mis ojos picando incontrolablemente por las lágrimas caminé lejos de la tumba de Tom.
