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“Me encantan tus gemidos.” •
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Rápidamente tome su rostro entre mis manos y le correspondí el beso, sus dedos recorrieron mi cintura e hicieron trazos sin forma específica en ella.
Bajé mis manos a su toalla y la quite, sentí contra mi vientre su dura y grande longitud, bajé mi mano derecha y comencé a acariciarlo.
Tom suspiró en mis labios y jaló mi cabello hacia atrás comenzando a besar y morder mi cuello expuesto a sus labios, besó mi garganta, la parte de abajo de mis oídos, mi barbilla, mis labios, mi pecho... Besó todo.
—Por favor –le dije mientras movía más rápido mi mano. —Dejame hacerlo
—No estarás sobre mí... Nunca –agarro mi cuello y besó mis labios de nuevo.
Me coloqué de rodillas y tome su eje entre mis manos, pasé mi lengua a lo largo y finalice escupiendo la punta para luego meterla en mi boca tocando mi garganta hasta que me diera una arcada. Tom agarro mi cabello y empezó a guiar los movimientos, cada vez más rápidos o más lentos, como a él le complaciera más.
Mis ojos se llenaron de lágrimas por las arcadas y cuando lo vi a los ojos aún con su polla en mi boca me limpio las lágrimas que salían de mis ojos y me sonrió.
—Sigue así, Candy... No pares, se siente increíble –echo su cabeza para atrás y lanzó un gemido bajo y ronco a la nada.
Continúe moviendo mi cabeza de adelante hacia atrás sin detenerme ni un momento. Tom me separó de su pene y me dio un beso en los labios, me levantó del piso y aún besándonos fuimos retrocediendo hasta meternos en la ducha.
La abrí y el agua envolvió nuestros cuerpos, acaricié su pene con mi mano y besé su cuello lentamente.
Tom bajó su mano hasta mi zona y pasó sus dedos sobre mí clítoris suavemente, abrí mi boca para protestar puesto que quería más fricción cuando dos de sus dedos se introdujeron en mí.
Solté un fuerte gemido y eché mi cabeza hacia atrás cuando comenzó a moverlos de adelante hacia atrás. —Me encantan tus gemidos –dijo en mi oído.
Pasó su lengua por mi cuello y rápidamente me agarré de sus hombros para no caerme al sentir un tercer dedo dentro de mi.
Busqué sus labios y lo besé desesperadamente, mordí su labio y pasé mi lengua por el mismo después, hale su cabello sacándole un quejido bajo.
