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Narra Jade

Al despertar por el sonido de mi alarma mi humor no es el mejor, tampoco mi aspecto físico. Me adentro al baño para ducharme, unos cuantos minutos puedo escuchar el sonido de la puerta abrirse, Alejandro entra al baño para cepillarse los dientes, al salir de la ducha envuelta en una toalla él entra para hacer lo mismo que yo.

— Buen día cariño — habló antes de cepillarme los dientes.

— Buen día — responde abriendo la ducha — ¿Vendrás tarde? — pregunta como cada quincena del mes.

— Es lo más seguro — respondo enjuagando mi boca.

La charla culmina cuando entro al vestidor, me cambio rápidamente (imágen en galería) la joven que nos ayuda en el aseo de la casa se encuentra en la cocina, me tomo unos minutos para desayunar mientras leo los mensajes que me han llegado está mañana.

Mis ojos se abren con sorpresa, el trozo de fruta se atora en mi garganta cuando observo en las noticias de farándula el nombre de Daddy Yankee, está por todas partes luego de haber terminado su relación con Itzel Del Valle, la chica con la que había tenido una relación formal de dos años y algunos meses, analizo todas las notas y todas dicen lo mismo.

— Joder — murmuró dejando el desayuno me levanto tomando mis cosas para irme.

— ¿Ya te irás? — pregunta Alejandro entrando al comedor.

— Si amor, ¿Vendrás temprano? — pregunto al ver la hora en mi móvil.

— Sobre eso, me iré unos días con los chicos para unos cursos — arqueo una ceja confundida — son por parte de la agencia.

— Oh claro — bebo el último trago de jugo antes de salir — suerte cariño — me acerco para besarlo.

— Adiós — me sonríe brevemente — por cierto, voy a necesitar el auto — agrega antes de que salga del comedor.

— Está bien — suspiro dejando las llaves del auto en el mesón — pediré un taxi — murmuró saliendo de mi departamento.

Al salir me quedo por más de veinte jodidos minutos esperando a un taxi, creí que esto tardaría menos. Luego de rogarle a dios y ver mi reloj, un taxi por fin se para.

Llegó al "Cartel Récords", la disquera donde yo trabajo y paso casi todo el año me recibe como siempre, las personas van y vienen con prisa, de mi bolso saco mi tarjeta de identificación colgando el pedazo de plástico con el broche en mi cintura del pantalón.

— Buen día señorita, el señor Ayala me comentó que vendrá luego de medio día — la secretaria que corre como alma que lleva el diablo cuando apenas me adentro al edificio llega hasta mí.

— ¿Te dio razones? — cuestionó cuando subimos al ascensor.

— No me dijo con exactitud nada, simplemente me dijo eso — bufo molesta sacando el móvil de mi bolso.

— Gracias — le sonrió a la chica — yo me encargo — marco el número del piso mientras tecleo el número de Raymond.

Un timbre

Dos timbres

Tres timbres

Buzón de voz

Maldigo en vos baja cuando este hombre no responde, es aún más difícil por qué no tengo coche. Intento unas cuantas veces hasta que por fin responde.

Llamada

— ¿Qué quieres? — habla molesto — dije que estaría en la oficina luego de medio día — gruñe, puedo escuchar unas risitas de fondo.

Hijo de puta, estás en el cabezal de la farándula y este anda con putas.

— No se en que planeta andas, pero, ¿A caso ya viste las noticias? — pregunto molesta.

— Estoy ocupado — gruñe — no jodas, estaré en unas horas.

— Quiero verte en la oficina en veinte minutos — ordenó molesta.

— Yo soy tu jefe, tú eres la empleada — responde burlón.

— No me retes Ayala — amenazo, la secretaria me mira temerosa, cuando las puertas del ascensor se abren en nuestro piso es la primera en salir.

— Deja de joderme un rato — cuelga.

— Hijo de puta — chillo al ver qué me colgó, salgo del edificio apretando los puños.

— ¿Esta bien señorita? — la secretaria me mira desde su escritorio.

— Tranquila, esto yo lo resuelvo — murmuró entrando a la aplicación Find My iPhone"  tecleo el número de Ray tardando unos minutos y por fin me da la ubicación — gane — murmuró victoriosa.

— Señorita — la secretaria me interrumpe.

— ¿Si? — cuestionó sin quitar la vista de la ubicación.

— El señor Rafael la busca — asiento caminando a la oficina del productor.

Camino en silencio hasta la oficina de Rafael, al entrar me recibe con una calida sonrisa.

— Me enteré que Yankee no vendrá hasta pasado medio día — rodeo los ojos.

— Ya se dónde se encuentra, ¿puedes ir a traerlo? — pregunto haciéndole ojitos — no traigo coche — me excuso.

— Podemos ir juntos — camina hasta mí — si eso quieres.

— No gracias, debo revisar unas cosas — sonrió

— Bien — salimos de la oficina — iré por el — beso su mejilla antes de salir corriendo.

Hasta ahora podré evitar la furia de Raymond, entro a mi habitación viendo todas las revistas que han llegado está mañana, suspiro agotada al saber que será un día pesado.

Llamo a mi secretaria desde el intercomunicador, en minutos la chica llega hasta mí con una sonrisa.

— Buen día Jade — saluda la colombiana — ¿Cómo estás? — sonrió al escuchar su acento.

— Hola Windy — saludo dejando un beso en su mejilla — estoy bien — respondo a su pregunta — ¿Y tú? — cuestionó tomando asiento en mi silla giratoria.

— Estoy bien — responde dejando unas carpetas — son algunos contratos que me enviaron — asiento — me habló Natasha — arqueo una ceja viéndola.

— Nuestra Tasha — aclara — me dijo que los bocetos para la nueva merch está lista, solo falta que vayas a revisarlas y les den el visto bueno.

— Iré más tarde — respondo viendo la pantalla de mi móvil — ¿Puedes traerme dos botellas de agua, y algunas aspirinas? — asiente en respuesta saliendo de mi oficina.

Me preparo mentalmente para lo que se avecina, desde lejos puedo escuchar los pasos apresurados acercarse a mi oficina, comienzo una cuenta regresiva desde diez y antes de finalizar se abre de golpe las puerta dejando ver a un Raymond furioso.

— ¡TE DIJE QUE ESTARÍA AQUI A MEDIO DÍA! — grita furioso.

— Llegaste más temprano de lo planeado — sonrió sarcástica viendo mi reloj — demasiado puntual para ser verdad — ignoro su mirada asesina.

— ¡No puedes joderme siempre! — se acerca a mí.

— Hey calma — me levanto — deja tu rabieta para otro día, tenemos trabajo — le muestro las revistas, me deja con la mano arriba.

Rodeo los ojos al saber que seguirá con su rabieta — ¿Y eso que importar?, Les estoy dando de comer a esas estúpidas revistas — amenaza.

— Si quieres darles de comer — hago comillas con mis dedos — que sean por cosas buenas y no por tus estupideces — agrego — ahora vas a sentarte, en silencio me escucharás — niega con la cabeza — muy bien — lo empujó hasta que cae al sofá.

— Empezaré a contar los días para no volver a firmar tu contrato — gruñe cruzándose de brazos.

— Escucha muy bien — ignoro su amenaza — vas a contarme lo que sucedió, ¡Ahora! — ordenó parada frente a él.

¿𝑱𝒆𝒇𝒆 𝑶 𝑬𝒔𝒑𝒐𝒔𝒐? Where stories live. Discover now