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Me acostumbraste tanto a tu calor, que, ahora que no estás, no solo mi cuerpo tiene frío, también mi alma.

Grito en silencio tu presencia, a pesar que intento disfrazarlo de odio.

Narra Jade

Los días son buenos cuando estás con las personas correctas. Cuando te propones metas y hay alguien que te motiva hacerlo, vale la pena el más mínimo esfuerzo.

Han pasado tres días desde que recibí esa carta, que en realidad no ha sido la única. Cuando despierto me encuentro un sobre y una rosa roja en mi mesita de noche, los antidepresivos no permiten que pueda quedarme esperando al saber el responsable.

Sin embargo, una duda se instala en mí al ver la letra que está plasmada en el papel, se me hace conocida pero no logro recordar dónde la he visto.

Alejandro ha evitado acercarse a mí por órdenes de Nicki, si quiere decirme algo mi calvito es el intermediario. Scarlett se largo esa misma noche, puse una queja en la agencia y fue echada a la calle, no era la primera vez que intentaba destruir un matrimonio, ya habían más quejas de jefes anteriores.

— ¿En qué piensas? — pregunta Nicki recostandose a mi lado.

— En nada — respondo de manera tranquila — es solo que está tarde ha sido aburrida.

— ¿Quieres ir por helado? — pregunta mientras teclea en la pantalla de su móvil.

— Claro — respondo de inmediato — me pondré algo más casual — suspiro al ver cómo mi móvil suena — joder — murmuró antes de ver la pantalla de mi cel.

Observo el número desconocido, arrugó la nariz al ver qué insisten tanto en la llamada, con duda respondo.

Llamada

— ¿Hola? — pregunto dudosa.

— Jade, soy Rafael — aclara su garganta antes de continuar — oye, se que no estás en tu mejor momento y debes estar en reposo.

— ¿Sucedió algo malo Rafael? — lo interrumpo, dejo un vestido sobre la cama viendo las sandalias que quedarían perfectas.

— Es Ray — un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar su nombre — está mal, anda de un humor horrible y apenas come algo — cierro los ojos antes de soltar un suspiro.

— ¿Qué puedo hacer yo, estando en Puerto Rico? — pregunto de mal humor.

¿Mandarle un mensaje?, ¿Llamarlo? — Interroga dudoso.

— Bien — suelto un suspiro — te haré unas notas que las pondrás en cada comida, las mandaré por escáner y sea más fácil imprimir — niego al ver qué esto es la única solución.

— Eso haré, hablaré con el servicio a la habitación para que le preparen un menú especial —

— Espera — lo interrumpo — diles que preparen una pasta deliciosa y le sirvan jugo de durazno, no preguntes el por qué — amenazó antes de que me cuestione.

— Está bien — se defiende — envíame la nota para pedirle comida.

— Pide una orden enorme de sushi y pide un sándwich de jamón doble, ¿Dónde están ahora? — pregunto mientras busco una pluma en mi mesita de noche.

— Estamos revisando todo para el show de más tarde, Ray está en el camerino con ganas de matar a quien entra sin tocar — rodeo los ojos escribiendo en un trozo de papel.

¿𝑱𝒆𝒇𝒆 𝑶 𝑬𝒔𝒑𝒐𝒔𝒐? Where stories live. Discover now