Archimago 5, Secretos develados

Capítulo 37: Tormenta Interna

En el tomo anterior...

Los aprendices separaron caminos, después de que Hielo provocara un altercado usando la inestabilidad en Azzel y acordaron reencontrarse en Baldiún tras cincuenta días, en terreno Ascendente.

Karen, Clavel, Hayashi y Azzel se dirigieron al norte y esperaron que el aprendiz fantasmal se estabilizara antes de zarpar hacia Jryverak, en busca del elemental Fuego.

Sin embargo, mientras aguardaban, debieron lidiar con la esencia de Hielo que se salió de control. Yashi consiguió que Azzel reaccionara, a cambio de exceder su límite y malherido, fue atendido por una dríada que vio cómo protegió la selva. La ninfa del bosque, llamada Seed, no sólo restauró su magia con ayuda de la naturaleza, sino que también le contó cómo eran los magos dobles antaño y le enseñó una habilidad que el aprendiz podía ejecutar gracias a su don con las plantas: trasladarse entre los árboles, como una teletransportación.

Levaron anclas y en Jryverak se escabulleron hacia las montañas, donde usaron las minas abandonadas de los enanos para llegar a Grutzei. Fue un avance lento, les tomó semanas, pero valió la pena ya que pudieron infiltrarse en el museo sin ser vistos.

Ya en las Runas Sagradas resguardadas en su interior, Azzel ejecutó el Espejo de Visión, hechizo que le enseñó Koori de la Aldea Oculta. Le mostraron al chico llamado Fuego las rocas talladas por el elemental, con la esperanza de que recordara algo; él dio pistas de su último receptáculo y, más la información que Clavel pudo traducir, Karen comprendió que se trataba de un lugar en la periferia de la ciudad...

Los guardias percibieron la magia fantasmal y acudieron al instante, obligándolos a huir. La pelirroja se quedó atrás para hacer tiempo, temía que se desatara un conflicto entre magias si los atrapaban, por lo que ordenó a Clavel, Azzel y Yashi escapar al refugio que tenía previsto con Sigrid, su criada personal y amiga. Ella los reconoció gracias a las cartas que recibió de la chica, ocultándolos y entregándoles los sobres que enviaron sus otros compañeros.

Al día siguiente, Sigrid fue llevada por la fuerza a la mansión. Los guardias habían capturado a Karen en el museo y debido a su status la regresaron de inmediato con su familia. La aprendiz, sin tener cómo huir, dependió de sus compañeros para continuar el viaje. Sin esperárselo, fue Yashi quien la rescató y llevó fuera de la ciudad usando su nueva habilidad. Ambos tuvieron un momento antes de reunirse con Clavel y Azzel, donde se sinceraron y limaron algunas asperezas. Al escuchar sus motivos, Hayashi no se atrevió a reconocer que él era el niño del bosque encantado.

Bajaron a la mina de entrenamiento antes de que la fuerza militar los buscara y con la información obtenida en el museo hallaron el túnel oculto. Karen usó la flauta que le dio el Gremio Supremo y a través de la música pudo comunicarse con el alma de Fuego. El elemental accedió a dejar su guarida, resguardándose en la aprendiz. Entonces, los cuatro fueron llevados al Gremio Supremo.

Entre tanto, el otro grupo buscó por Magia Neutral pistas de Tiempo, Destino y Azar, de los que se hablaba muy poco en los libros; la ciencia influenciaba demasiado esas tierras. Fue un espectro, un fantasma ascendente encontrado por Mizuno quien les relató de Destino y Azar. De esa forma se reveló que la aprendiz podía ver almas e hilos astrales, energía que ataba a las personas y cosas por hechos, acciones y promesas.

Ella nunca manifestó antes ese poder, pero tenía sospechas de que Azzel estaba involucrado, de una manera que no podía explicar. Tampoco recordaba muchos pasajes de su infancia y cuando se forzaba, la cabeza le dolía tanto que caía desmayada.

Dado que no sabía cómo afrontar ese panorama de espectros, le pidió consejo al único de los tres que se manejaba en el tema: Ban. Acostumbrado a lidiar con muertos, las almas eran algo superfluo para él, por lo que accedió con tal de ganarse su confianza y ejecutar su plan. Sin embargo, no esperaba que Mizuno prometiera ayudarlo cuando lo necesitara, incluso si él no se lo pedía.