✧ ཻུ۪۪ 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐃𝐎𝐌¡! 彡*ૢ 𝐬𝐚𝐠𝐚. [03]
❝ Finalmente eres libre, ¿o no? ❞
El momento de saber los secretos de la familia de Caria están a punto de descubrirse en este nuevo arco para los mellizos y la Legión de reconocimiento, la cuál tiene...
Estaba oscuro, la noche estaba en calma, pero en el aire se podía distinguir claramente como la ansiedad reinaba en todos los presentes. No era agradable estar caminando a casi ciegas entre posibles titanes puros.
Eren junto a Artemisia eran acompañados por sus amigos, la pareja iban tomados de la mano como normalmente se les veía, solo que esta vez se intentaban reconfortar mutuamente para desvanecer sus miedos.
Mientras tanto, el capitán Levi desde unos metros detrás, supervisaba pacientemente a los mellizos que no se separaran del grupo, debía tenerlos bien vigilados tal como prometió a su querida Sonne. Aunque también procuraba mantener a la vista a esa tal “Olympia”, le generaba conflicto el misterio que tanto le resguarda Artemisia a la joven de cabellos áureos, así que haría lo posible para saber lo que traman.
La ya mencionada V de Caria, se disponía a cuidar a la par de Orlando y Mikasa a los caballos de la pareja enamorada. Había de confesar que Olympia es muy buena tratando animales, y que es de las maduras en la formación de los nuevos cadetes.
— Gracias por cuidar nuestros caballos. —habló Eren, mirando de soslayo a cada uno.
— Exacto. Ustedes descansen, Eren, Artemisia. —Jean iba con ellos.
— Tonto, no digas sus nombres aquí. —le reprochó Connie, sosteniendo las riendas de su caballo.
— Cierto. Den por hecho que estamos rodeados de enemigos. —Orlando posó sus orbes en la espalda de Artemisia, quien ladeó la cabeza para verlo a él y a su prima, ofreciéndoles al mismo tiempo una sonrisa agradable.
— Perdonen. —Jean de rascó la nunca nervioso, mientras que movía su cabeza a un lado, dándose cuenta de algo espantoso—. ¡Titán a la izquierda! ¡Prepárense! ¡Iluminen la zona!
Inmediatamente los soldados desplazaron la luz radiante de sus lámparas en dirección al dichoso Titán, hasta que la mayor Hanji se encargó de explicar que estaba dormido, así que no habría preocupaciones con el gigante por el momento.
Prosiguieron con su camino, pero Eren iba carcomiendose la cabeza al pensar en lo que podría o no suceder con la recuperación de la muralla María, incluso temía por la vida de Artemisia, la persona primordial para él.