❄️ Capítulo 3 ❄️

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La mañana siguiente estaba nevando. Se dio cuenta cuando salió de la residencia, y sólo había traído un abrigo y un gorrito de lana. Miró a su derecha, a la esquina del edificio donde quedaba el callejón y las escaleras, y recordó la pesadilla. Exhaló dirigiéndose a la izquierda a tomar el autobús.

Los copos de nieve entraban por la ventana mientras miraba el camino con la punta de la nariz congelada. Todo era sombrío, y cada vez más blanco. Comenzaba a creer que el abrigo y el gorrito no habían sido suficientes, porque estaba temblando. Se llevó las manos a la boca, y exhaló sobre ellas para calentarlas.

Iba contanto las paradas  en el camino, y cuando llegó a la quinta, como le había indicado Nathaniel, reconoció la universidad. Aunque de todas formas, el chofer gritó cuando se detuvo en frente.

—¡Harvard!

Candy bajó  junto a un grupo de personas más. El campus estaba lleno de árboles de ramas secas, que apenas comenzaban a llenarse de nieve.

Se quedó parada por un momento, observando meticulosamente todo el alrededor, impasible, níveo, gigante. Sentía el frío por debajo del abrigo, cosquilleando por los brazos hasta bajar por la espalda. Habían muchas personas entrando, en grupos, solos, abrigados. Se sentía como una hormiga, con el mismo miedo de ser aplastada en cualquier momento.

Se bajó el gorrito hasta cubrir bien las orejas y sujetó la mochila con ambas manos, fuerte, mientras comenzaba de recorrer el gran campus. Las ramas secas aún se movían un poco con el viento, y la nieve seguía cayendo.

Al llegar a la entrada del inmenso monumento, se encontró con una bola de personas entrando sin cesar. Tomó una fuerte bocanada de aire, y se adentró entre la muchedumbre, despacio, tropezando sin poder evitarlo. La multitud apretujada casi no le permitía tocar el piso, al punto de que era arrastrada por una ola de personas.

De esa manera terminó dentro de un ascensor que comenzó a ascender hasta no sabía dónde, aún apretujada entre una docena de personas. Llegaron al piso destino y fue cuando pudo respirar. Todos bajaron, dispersándose en los pasillos, y ella quedó en medio, desorientada.

Tenía que encontrar la administración de su colegiatura, allí le entregarían la guía completa de la universidad. Había llegado allí arriba sin poder evitarlo y ahora tampoco podía bajar, el ascensor seguía llenándose de ida y vuelta, así que desistió y avanzó por el pasillo tratando de encontrar unas escaleras.

El pasillo que decidió seguir la llevó a tres pasillos más. Así que se devolvió al que había dejado atrás, para comprobar que éste tenía cuatro pasillos más. Exhaló, volviendo al que tenía menos pasillos, y a la mitad de camino alguien se paró frente a ella. Sólo tuvo que alzar un poco la cara para mirarlo. Un pelirrojo de profundos ojos azules la miraba con una sonrisa.

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon