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I want you to know that i'm never leaving. (Tienes que saber que nunca me voy a ir)
You are my home, my home for all seasons (Eres mi hogar. Mi hogar para todas las estaciones)
My snowman and me. (Mi muñeco de nieve y yo.)
—Qué canción tan bonita —susurró Candy pegando su mejilla en el pecho de Leonard y suspiró. Él le dio un beso en la cima de su cabeza.
—Sí. Es tan bonita que quieres bailarla. Y también hacer muñecos de nieve —soltó una risa tierna—. ¿Has hecho uno alguna vez?
—Nunca —ella se alejó de su pecho para mirarlo con emoción—. ¿Podemos hacerlo?
—¿Antes de ir a pintar y tocar el piano? Me parece una idea maravillosa —sonrió.
Candy lo abrazó con fuerza mientras reprimía la felicidad para no comenzar a dar saltos de alegría por todo el campo. Rió suave. Y suspiró una vez más.
Leonard la tomó por el mentón, la miró desde arriba sin expresión por un momento, y le dedicó una sonrisa.
—Te amo, pequeña tonta. Te amo con mi vida —dijo antes de besarla.
Mientras Candy quedaba hipnotizada, él se dirigió a pagar. Volvió junto a ella y la sujetó de la mano.
—Vayamos por ese muñeco de nieve —rió mientras la dirigía a un extremo del campo. Se detuvieron junto a un árbol dónde aun llegaban los colores de las luces del restaurante. Candy se lanzó en la nieve riendo a carcajadas.
—Deseaba tanto esto y no me había dado cuenta —dijo entre risas, mientras recogía con los brazos toda la nieve alrededor formando una pequeña torre. Luego levantó la cara para mirar a Leonard que la observaba desde arriba con una gran sonrisa.
—Recuerda que puedo ser como tu hada madrina —susurró agachándose junto a ella—. Sólo pídeme lo que quieres e intentaré cumplir cada uno de tus deseos —le acarició el cabello.
—Lo mejor de todo es que ni siquiera tengo que pedírtelo. ¿Incluso lees mentes? —sonrió ella. Él apretó los labios un momento, luego rió.
—Si tengo esa habilidad fue porque me la obsequiaste tú —le dio un beso antes de sentarse en la nieve. Observó la torre que había acumulado Candy y le pasó una mano por encima—. Comencemos con éste...
Pero Candy lo interrumpió, besándolo. Lo amaba. Le encantaba tanto que perdía el control.
Leonard cayó sobre su espalda y Candy permaneció encima de él, besándolo con tanto deseo que el frío no existía. Pero un minuto después recordó dónde estaba. Se apartó de sus labios, mirándolo con vergüenza. Él la observó desde abajo con las mejillas y los labios rojos, respirando cómo si le faltara el aire, con las pupilas dilatadas y la boca entreabierta. Con aquella imagen ella volvió a olvidar en dónde estaban y comenzó a besarlo de nuevo.
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Hermosa Pesadilla [Completa ✔]
Mystery / Thriller¿Pueden las pesadillas dar como resultado, algo hermoso?