14. En Mi Habitación

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Me quedo estático en el sofá, mirándola

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Me quedo estático en el sofá, mirándola. Perdido por ella y por como mi corazón late alocado en mi pecho. Su pelo revuelto, sus mejillas sonrosadas. Solo un pantalón corto y una camiseta blanca. Y tan arrebatadora que me quita el aliento. ¿Cómo es posible que en menos de una semana me haya hecho sentir más que nadie en mi vida? ¿Cómo cada vez que la veo, Olivia me roba el aliento? esto es algo más que atracción lo que siento por ella. Y ese algo más, me está volviendo loco. 

Me levanto del sofá dejando el mando de la consola por ahí tirado. Me acerco poco a poco a ella mirándola a los ojos. La deseo, y mucho. Ya no puedo aguantar más. Tengo que besarla. Tengo que probar esos labios que seguramente serán muy dulces. Pongo mi mano en su cintura y sus ojos verdes se alzan para mirarme. 2 centímetros más y rozaré sus labios. Y entonces el puto timbre de la puerta suena rompiendo el momento. Resoplo y escucho una pequeña carcajada nerviosa, salir de su boca.

- Será mi abuela - le digo con fastidio pues me acaban de joder el momento- se le habrá olvidado algo.

- Vale, te espero aquí.

Le quito la mano a Olivia de la cintura con desgana y ella me mira mordiéndose los labios. Salgo de la habitación maldiciendo bajando las escaleras todo lo rápido que puedo. Estoy deseando volver arriba y besarla. Saber que ella está ahí esperándome, hace que esté hasta nervioso y todo. 

Llego al vestíbulo y voy hacia la puerta para regañar a mi abuela por no haberse llevado las llaves. Pero cuando la abro, no es ella quien está detrás, sino Rosa, con lo cual mi fastidio aumenta un par de grados más.

- Hola, Marco -me saluda Rosa, entrando por la puerta, sin darme tiempo a reaccionar. Me mira de arriba a abajo sin disimulo mientras se relamo los labios, algo que me provoca nauseas en el estómago. 

- Hola. ¿Qué quieres? -Rosa cierra la puerta tras de si, y camina hasta casi estar frente a mi, casi invadiendo mi espacio personal. 

- Que voy a querer, pues verte, ¿es que no está claro? -me contesta aleteando sus pestañas, postizas, claro. 

- Mira, Rosa, estoy muy ocupado. Será mejor que te vayas -le hago un gesto con la mano señalando la puerta, a ver si pilla la indirecta y se larga. 

- Acabo de ver irse a tu abuela a misa -Rosa pone una de sus manos en mi pecho. Lleva unas uñas postizas rojas muy largas y me dan mucho asco que me toque con ellas- así que ya no tienes excusa.

La miró mientras va bajando sus manos por mi pecho. No siento absolutamente nada cuando lo hace. Voy a agarrársela para que se detenga, cuando escucho los pasos de Olivia por la escalera.

- ¡Marco, cariño! -me grita Oli bajando los escalones- ¿Por qué tardas tanto? Vuelve a la cama

- Pues... - le respondo procesando en mi cabeza lo que acaba de decirme, pues ojalá fuera cierto, joder. 

𝙉𝙪𝙗𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙘𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙚Where stories live. Discover now