📆Martes 31 de Octubre
📆 Quince día después
Olivia y Ana habían salido esa tarde a dar un paseo. A la mujer del gallego le quedaban apenas 5 semanas para dar a luz y el médico le había recomendado que caminara asiduamente. Las dos chicas se habían hecho muy buenas amigas y solían quedar muchas tardes para salir a pasear. Ana era gallega, igual que su marido y aquí en Madrid apenas tenía familia. Olivia había perdido a sus amigas cuando murió su hijo. La mayoría de ellas lo eran más de su ex que de ellas, y fueron una mierda de apoyo cuando pasó todo. Por eso las dos chicas habían congeniado tan rápidamente, porque se necesitaban la una a la otra.
- ¡No puedo más, Olivia! Necesito sentarme. Me duele muchísimo la espalda -le rogó la gallega llevándose las manos a la parte de atrás de su cuerpo.
- Mira. Allí hay un banco. Si quieres nos sentamos hasta que vengas los chicos -le propuso ella siendo recibida su propuesta con bastante agrado.
- Ay si, por favor. Que ya no puedo más.
Las chicas caminaron los pocos metros que las separaban del asiento y se dejaron caer encima de el. Ya estaba empezando a hacer frío en Madrid y tenían que aprovechar las buenas temperaturas, que aún había, para poder pasear por las tardes.
- ¿Mañana es cuando vienen los padres de Marco? -le preguntó Ana buscando en su bolso un botellín de agua.
- Si, mañana. Vendrán por la tarde. He quedado que cenaría con ellos en casa de Marco -Olivia se mordió el labio frunciendo el ceño de manera algo intranquila.
- ¿Estas nerviosa por conocerlos?
- Pues un poco si. Conocer a los padres de tu novio es un gran paso -le admitió ella con algo de pesar en su rostro.
- ¡Pero si Marco ya conoce a tus padres!
- Si, pero no es lo mismo. Yo soy la lagarta que ha venido a quitarle a su niño -le dijo ella llevándose la mano al pecho de manera teatral.
- Olivia por dios. Si en cuanto te conozcan te van a adorar. Si es que todos los que te conocen caen rendidos a tus pies. Que mira como tienes a los del vestuario del Madrid -le recordó ella haciéndole una mueca divertida.
- ¡Eso son por mis nubes de chocolate!
- Ay si. Mira que te salen buenas, joia - Ana se llevó la mano a la espalda dándose un ligero masaje - joder lo que me duele.
- ¿Has probado a ponerte una bolsa de agua caliente en la espalda? - Ana negó con su cabeza sin dejar de tocarse la espalda- a mi me funcionaba...
- ¿Cómo que a ti te funcionaba? - Ana miro a su amiga muy confundida, pues no esperaba para nada esta pequeña confesión- Oli...
Olivia apretó sus labios y haciendo un gran esfuerzo, acabó contándole todo a Ana, y por suerte esta vez, no lloró tanto como imaginaba. Un gran paso para ella.
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𝙉𝙪𝙗𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙘𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙚
RomanceMarco Asensio pasa el verano en un pequeño pueblo asturiano para recuperarse de una terrible lesión que le apartó de los terrenos de juego durante varios meses. Olivia se refugia en este mismo pueblo para intentar superar una tragedia que la dejó d...