Capítulo Cuarenta y Cuatro

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Christian se fue a la mañana siguiente y en el mismo vuelo se fueron Allie y Guill para ir a ver a sus respectivas familias, quienes los esperaban bastantes ansiosos así que nuevamente me quedé sola con el británico quien ahora disfrutaba completamente de las atenciones de las americanas.

—Parece que este mes será bastante tranquilo —comento pasando las hojas del mes de marzo.

—Bueno, ¿qué te parece ir a comer al rato? Yo invito —se acerca para recargarse sobre mi escritorio con una sonrisa que haría a cualquiera enamorarse.

Y ello hubiera podido funcionar de no ser porque conocía todas las sonrisas que Christian me daba y únicamente estaba enamorada de ellas pero eso no me impidió sonreír.

—¿A dónde vamos?

—Hace unos días conocí un lugar llamado Ghenet. Está por Brooklyn.

—Es un restaurante etíope, ¿no es así?

Recordaba el nombre pero nunca había podido comer ahí ya que la primera y última vez que fui con mi hermano y con Allison no pude ni entrar porque cierta persona me había prohibido mis salidas, algo que se sentía como si fuera sido en otra vida pero al final terminé aceptando por oferta con el fin de poder disfrutar de una buena comida.

—Y en todo este tiempo, ¿que has descubierto de mi país?

—En primer lugar, ya rectifiqué su afición por tomar café en cualquier momento de su día. Algo bastante horrible —arruga la nariz demostrando su disgusto—. Además de que tienen una forma bastante extraña para pronunciar las cosas y son bastantes ruidosos.

—Lo dice el maniático adicto al té —me burlé con un fallido intento de usar el acento británico.

—Ni siquiera puedo decirte cuantos errores cometiste en tan corta frase —se queja con el ceño fruncido—. No lo vuelvas a intentar.

—Lo prometo.

Aquella comida con él me recordó al tiempo que llegué a pasar mientras vivía en su casa en Londres, qué extraño era la amistad que habíamos logrado obtener desde la primera vez que lo vi en el bar hace un par de meses.

—Por cierto, yo no he podido hablar con tu hermano, ¿está bien?

—Ahora es todo un hombre de negocios además, está en su etapa de rebelde de faltar a las citas a ciegas que le organizan mis padres.

—¿Citas a ciegas?

—Están tratando de buscarle una pareja que pueda ayudarlos a ampliar el apellido Barlette y las empresas que se manejan.

—¿Por qué? ¿Cuál es el punto?

Después lo entendí, aquello era algo más que un matrimonio ya que técnicamente era la combinación y adquisición de bienes. Algo que aparentemente hacían los ricos para aumentar su poder económico y de algún modo no pude dejar de pensar en ello durante el resto de mi jornada en el trabajo ni cuando estuve de vuelta en casa.

—Julia.

La madre de Christian se levanta del sillón con una sonrisa para acercarse a mí con la intención de darme un abrazo, el cual acepté.

—No te ves muy bien, querida —señala mirándome con atención en cuanto se separa.

—No te preocupes, es sólo que no he dormido bien —mentí con una sonrisa.

—¿Sabes que te hará bien? Un té.

—No, de hecho... —dudé por un momento sin saber qué hacer—. ¿Crees que pueda contarte algo?

Ella pareció notar que no algo no estaba bien así que se sentó conmigo poniéndome toda su atención.

—¿Conoces a Jannis Lake?

—Por supuesto, es la única hija de George Lake, un buen amigo de la familia.

—¿Alguna vez pensaron casar a Christian con ella?

Su rostro me dio la respuesta que aunque buscaba no quería saberla, aunque era algo que debía suponer sabiendo la posición que tenían los Bornout.

—Probablemente no lo has notado pero la raíz de las noticias que salieron fueron por Jannis.

—¿Estás hablando en serio?

—Supongo que tampoco estabas enterada de una falsa acusación que tuve en Los Ángeles pero aparentemente la hizo ella y estuve unas horas en una celda —expliqué recordando aquel momento—. Fue eso, los noticieros e incluso llegó a interrumpir mi viaje con Christian. ¡Jannis Lake está haciendo todo lo posible para separarme de él y yo no sé qué hacer!

Por un momento Julia no supo cómo reaccionar y yo pude sentir las lágrimas bajar por mis mejillas, en ese instante ella se acercó a mí para pasar sus brazos por mis hombros. Aquel gesto me hizo llorar aún más sacando por fin aquel estrés que estaba sintiendo desde el viaje a España.

—Todo va a estar bien, yo me encargaré de ello.

Esa noche ella se comportó como una madre para mí y escucho tan atenta cada palabra que dije consolándome con una voz tranquila y un tacto reconfortante.

El día siguiente hizo honor a la frase "sólo hoy y mañana estaré bien" y con un poco de maquillaje pude disfrazar la falta de sueño de la noche anterior y me di cuenta que lo había hecho bien al saludar a Yunn y que esta no dijera nada. Al entrar en mi oficina me quité mi saco y dejé en mi bolsa en su lugar para comenzar a hacer la revisión de los datos de ventas que habíamos obtenido en las últimas semanas, cosa que me mantuvo bastante entretenida por gran parte de la mañana hasta que alguien tocó la puerta.

—Eryn, lo siento pero hay un pequeño problema —habla Yunnifer entrando y con una actitud bastante nerviosa.

—¿De qué hablas?

—Jannis Lake está abajo y está pidiendo hablar contigo

Will no estaba e Ethan había dicho que no tardaría ya que lo había enviado a la bodega y ella me vio con una completa preocupación sobre la situación que teníamos que enfrentar ahora mismo. Me levanto de la mesa pasando a su lado con una sonrisa que trataba de calmar sus nervios.

—No te preocupes, arreglaré esto, ¿de acuerdo?

Caminé hacía las escaleras y desde ahí pude escuchar a la recepcionista insistiendo en que yo no estaría recibiendo ninguna visita y a un puñado de personas viendo la situación curiosos.

—¿Qué es todo este escándalo? —hablo en voz alta.

Las personas voltean a verme y yo pude ver por fin a la mujer que tantos problemas me había traído hasta ahora y de quien debía cuidarme demasiado.

—Creí que había quedado claro que no iba a aceptar ninguna entrevista, señorita Lake —comento acercándome a ella—. Le puedo pedir que se retire y evite seguir interrumpiendo el trabajo de mis personas.

Su cabello rojo como el de una llamarada ondeó sobre sus hombros cuando se acercó hacía mí y pude ver las claras intenciones que tenía en ese momento.

—Si vas a hacerlo, espero que puedas responsabilizarte de ello.

—¿Qué fue lo que le dijiste a Julia? —pregunta en cambio.

—¿Hablas de la mamá de Christian? —contesté frunciendo el ceño—. Estoy segura de que no debería decirte lo que hablé o no con ella pero si no quieres problemas debes irte. Ahora.

Jannis mira a su alrededor como buscando alguna especie de apoyo pero al no encontrarlo en ninguna de las personas que estaba aquí se da media vuelta saliendo del edificio.

—Todos vuelvan a su trabajo y lamento mucho las molestias —me disculpo en voz alta viendo a mis empleados para después voltear a ver a Yun—. Notifica a Ethan de esto y que averigüe qué pasó.

Sólo un "para siempre"Where stories live. Discover now