Capítulo Treinta y uno

9K 552 13
                                    

Una disculpa para los que ayer recibieron la notificación de que había publicado. Fue un ligero error.

Me acomodo el cabello deseando por un momento tenerlo corto para evitar tener tantos problemas al peinarlo, cambio de peso de una pierna a otra sintiendo una mirada gris fija en mí desde el otro lado del pequeño pasillo. Ahora mismo, nos encontrábamos en una cabaña en la selva con vestidos largos y trajes formales. Frente a mí estaba Morgan con un peinado idéntico al mío además de que debía recalcar lo bien que se veía Guill con su traje, en cuanto me avisan que la novia ya iba a entrar camino por el pasillo hacia la entrada acomodando el ramo de flores que sostenía para dejar que Allie tomara mi brazo. 

—Aún hay oportunidad para huir —le sugiero en un susurro viendo el pasillo—. ¿Segura que quieres continuar?

—Estoy segura —responde con una sonrisa amplia tomándome con fuerza del brazo.

—Vamos entonces.

La noto respirar hondo antes de comenzar a caminar mientras su mirada se posiciona en su futuro esposo la mía estaba sobre Christian.

—Algún día tú harás este camino tomada del brazo de Jay —murmura antes de que lleguemos.

Dejé a Allie junto a Guill y me volví a parar junto a Morgan, agradecí que ese vestido largo ocultara el secreto de mis tenis ya que ni loca iba a ponerme los tacones que ella me había comprado. 

La boda en sí era algo bastante sencillo y yo me había encargado en la mayoría de las cosas como la recepción que sería en la misma cabaña y ahora mismo los nuevos esposos estaban sentados al frente de la mesa riendo alegres e incluso en la plática descubrí que Guillian había pedido ayuda a Christian para poder elegir el anillo que ahora adornaba el dedo anular de su esposa. Mientras comíamos Morgan y Lukas recibieron autorización para poder tomar un poco de champagne. 

—Bueno, quisiera hacer un brindis —habla Allie levantándose—. Quiero agradecerles por los que están aquí en un día tan importante. Todos ustedes son las personas que más quiero. Si también a ti, Larch —se interrumpe un momento haciéndonos reír—. Pero principalmente quiero agradecerle a Eryn por mudarse a Los Ángeles y por tener como vecino a alguien como Guillian y si ella lo permite, quisiera tener nuestro primer baile.

Sonrío sabiendo lo que aquello significaba, trato de pensar en alguna canción que mereciera el honor de ser la que diera inicio a ese baile mientras caminaba hacia el micrófono que dejamos ahí para que cualquiera pudiera cantar. En cuanto lo tomo supe cual era la canción así que respire hondo y comienzo a cantar

Wise men say

Only fools rush in

But I can't help falling in love with you.

Los veo acercarse al centro para comenzar a bailar al ritmo de la canción y parecían haberse encerrado en su propia burbuja, completamente aislados y disfrutando de su propia felicidad.

En cuanto concluyó la canción me acerqué a los dos para abrazarlos cuando una segunda voz se abre paso. Volteo rápido notando que era mi hermano quien cantaba, aparentemente no era la única que había heredado ello de mi madre, algo que realmente me encantaba y me hizo recordar cuando ella nos cantaba en la noche para poder dormir. 

—¿Puedo?

—Sabes qué amo bailar contigo.

Tomo la mano de Christian sintiendo como tomaba mi cintura para comenzar a bailar al ritmo de la canción que Jay cantaba.

—¿Sabes a dónde irán de luna de miel?

—¿Quieres saberlo?

—Hasta me ofende que me lo preguntes —me quejo haciendo una mueca—. ¡Por supuesto que quiero saber!

Christian sonríe acercándose a mi oído: van a ir hacia Grecia.

Sonrío en cuanto se separa sabiendo que ahora era cómplice además, sabía lo que había en Grecia ya que hubo una chica de las que fue para que organizaran su boda en el piso 23 y que pidió que para su luna de miel fuera en Santorini, un lugar conocido como uno de los más románticos y al menos podía asegurar que ellos lo amarían. 

En cuanto mi hermano acabó Morgan decidió poner un poco de música más animada.

—¿Sabes, Jay? —comienzo a hablar en cuanto me acerco a él sin quitar la mirada de la pareja—. Creo que nos estamos quedando atrás.

—Lo sé, de algún modo la chica con menos probabilidades de casarse lo hizo —se detiene por un instante y voltea a verme—. ¿Aún estás segura de casarte con él?

Mi mirada se posa en Christian quien hablaba con Ethan a unos metros de nosotros, de algún modo siempre que lo veía a la distancia él parecía notarlo ya que volteo a verme, cuando su mirada se encontró con la mía su sonrisa se hizo presente sintiendo como mi corazón latía rápido. 

—Sé que cuando me lo proponga —hablo sin quitar mi mirada de él—. No dudaré a la hora de responderle.

—¿Por qué?

—¿Aún sigues creyendo que terminaré lastimada? 

—¿No hace poco lo estuviste? —contraataca con firmeza—. Creí que teníamos un acuerdo.

—No hablaré de esto hoy.

Decido alejarme de él sabiendo que de seguir hablando sobre ello terminaríamos con algo más que una discusión y aquello no era algo que quería que pasara en un día tan especial para mi mejor amiga. Me dejo caer en una de las sillas y levanté un poco la falda para tomarme el tobillo ya que aún sentía un poco de molestia pero parecía que todo estaba bien.

A pesar de que esta boda no había sido planeada de la misma forma tan meticulosa en las que yo llegué a planear otras tantas en el piso 23, podría decir que prefería mucho más esta boda, este ambiente familiar relajado y lo sencilla pero hermosa que era.

—¿Sabes cuánto me tomó? —reclamo mientras acomodaba la falda del vestido y viendo como sonreía con orgullo sosteniendo el broche que antes me había sostenido el cabello.

—Deja de quejarte, te ves bien con el cabello suelto —habla con calma tomando un mechón de mi cabello para acomodarlo.

—No ganarás nada haciéndome cumplidos y lo sabes.

La recién casada deja escapar un gruñido mientras se dejaba sentar a mi lado a la vez que yo le ofrecía una copa de champagne. Conocía a Allie tan perfectamente que sabía que cuando quería algo comenzaba a usar cumplidos conmigo para tratar de sonsacarme.

—¿En serio no me dirás?

—Sé guardar secretos.

—Si, eso ya lo sé —se queja tomando todo el contenido de su copa—. Por cierto, decidimos quedarnos para pasar navidad y año nuevo.

—¿Por qué? ¿No quieres disfrutar desde ya tu luna de miel?

La respuesta de ella fue bastante clara: quería pasar la navidad con nosotros al igual que año nuevo y después ambos se irían a su luna de miel, aunque intente que cambiara de parecer pero parecía bastante segura de su decisión. Aquella celebración duró hasta entrada la noche e incluso Chris arreglo para que ellos pasaran dos días solos para que disfrutaran su nueva vida de casados mientras que el resto regresábamos a casa con los ánimos en alto y el cuerpo cansado.

Sólo un "para siempre"Where stories live. Discover now