La isla de las tentaciones (Albalia)

Pronto estaremos en casa de nuevo juntos.

3 meses después:

POV ALBA:

Y pasó, nos encontrábamos en el aeropuerto, después de tantas semanas de estrés y de nervios ya estábamos a punto de embarcar hacia República Dominicana para vivir algo que se me estaba haciendo grande. Al fin, parados frente a la puerta de embarque, con mi equipaje en una mano y los billetes en la otra, miré a Joan, que estaba a mi lado en las mismas condiciones que yo, pero él llevaba una sonrisa fija que ocupaba toda su cara.

Hacía unas cuantas semanas que nos habían informado de que habíamos sido seleccionados para esta experiencia. Hice todos los trámites con un Joan que tiraba del carro para absolutamente todo, porque yo estuve completamente ausente. No quise pensar mucho en ello ni quise reparar en mis sentimientos frente a esta situación hasta que ayer hice la maleta y me despedí de mis amigas y de mi hermana... y ahí fue cuando el bloqueo emocional cayó de golpe exponiendo nervios, miedos y una sensación de despedida que no me gustaba nada. Y creí que lo que sentía ya no podía ir a más, pero después de embarcar y sentarnos en nuestros respectivos asientos me entraron los nervios de verdad. Y no sé qué fue lo que alarmó a Joan, pero se dio cuenta de que se me iba a salir el corazón del pecho y se giró para calmarme.

"Calma, tenemos horas de avión para rato, no puedes ponerte así ya" - dijo riendo tiernamente mientras me acariciaba las manos.

"Lo se, es solo que tengo ganas de llegar ya y de que todo esto acabe" - suspiré con una mueca de disgusto y él me miro comprensivo.

"Tranquila, pronto estaremos en casa de nuevo juntos" - me besó la frente y yo le sonreí. Después de un largo viaje, el cual me pase prácticamente entero con los auriculares puestos escuchando música e intentando relajarme, llegamos por fin a República Dominicana. Ya de por si estaba acalorada por los nervios, pero al bajar del avión me abofeteó el calor extremo que se respiraba en esa terminal, aunque a decir verdad, el ambiente vacacional que se palpaba a mi alrededor me apaciguó un poco los nervios.

Ya en el hotel dejamos nuestras cosas en la habitación y salimos para ver un poco la ciudad y para pasar la tarde en la playa, ya que hasta mañana por la mañana no nos reuniríamos con las demás parejas para conocernos y así comenzar el programa oficialmente. Y gracias a esa tarde libre pude desconectar un poco de tanto trabajo y de tanta presión, y a pesar de saber que en unas horas se volvería a desvanecer esa tranquilidad, la disfruté en su plenitud el tiempo que duró y me lo pasé realmente bien.

Nos encontrábamos en la playa, de nuevo en silencio y disfrutando del sol dominicano que pegaba intenso. Joan se levantó a comprar un par de cervezas en el chiringuito que teníamos detrás y cuando volvió con ellas en la mano comenzó a contarme curiosidades del país donde nos encontrábamos, ya que él estuvo viviendo durante 6 meses aquí por amor, su ex novia era dominicana. Yo escuchaba atentamente todo lo que me decía, como si nunca me hubiese contado las anécdotas que me estaba explicando con gran ilusión.

"Yo estuve trabajando en un chiringuito como este cuando estuve aquí" - me dijo mirando hacia el establecimiento con media sonrisa y un resquicio de melancolía en su mirada.

"¿Lo echas de menos?" - le pregunté a pesar de que sabía lo mal que lo pasó durante ese tiempo.

"Bueno, el trabajo no estuvo mal, no me podía quejar, pero la verdad es que no puedo decir que lo eche de menos" - se tumbó de nuevo en la toalla mientras se ponía las gafas de sol.