V.

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Hoja  ×  De  ×  Arce.

Largas escaleras de entre las raíces de los árboles los dirigían a la base, justo al terminar de subirlas los esperaban un par de hombres altos, una facia seria y sombría era lo que denotaban, vestían trajes poco comunes, probablemente oriundos de la región.

—¿Qué los trae por aquí? —cuestionó uno de ellos, el más alto y moreno, el cabello que no tenía en la cabeza lo portaba a manera de una abundante barba, como una broma cruel de su organismo.

El estudiante de medicina se aclaró la garganta y tomó la palabra.

—Somos Cazadores Botánicos, estamos aquí en busca de algunas plantas que nos hacen falta en nuestra colección —respondió con la excusa que habían acordado desde antes de iniciar su viaje.

El calvo los miró por un segundo, tal vez analizándolos, buscando quizá, que alguien dijera o hiciera algo en falso. Seguro no era común recibir ese tipo de visitas y ahora, por alguna razón, resultaba bastante inoportuna.

—Si son cazadores profesionales y tienen sus licencias, no tendré más remedio que dejarlos ingresar —respondió pusilánime, con una sonrisa casi robótica. 

Kaede al escuchar la palabra "licencia" pasó saliva con dificultad, no contempló el dato acerca de los requerimientos para comprobar que eran cazadores, se preocupó por ella, pero enseguida se preocupó también por su madre, ella tampoco tenía una licencia. 

—Síganme —el hombre que los recibió la sacó de sus pensamientos. Se dio la vuelta y terminó de ingresar a la frontera en la base de control.

—L-Leorio... —le llamó la castaña en voz baja. Ninguno de sus cercanos sabía que ella no contaba con su identificación de cazador desde hace más de una año. 

—¿Mhh? —contestó de la misma forma.

—Tenemos un problema —le susurró quedito. 

—Lo tengo bajo control —aseguró con franqueza y adelantó el paso dejándola atrás. La castaña no tuvo de otra más que confiar en su amigo.

Todo en el lugar era tan rudimentario y rústico que hacía cobrar sentido al nombre de la región. En el interior de la embajada, muchas personas estaban detrás de computadores, probablemente encargados de recibir y enviar información, entre otros varios asuntos de los que una embajada debe hacerse cargo. Los tres nuevos visitantes fueron guiados a una máquina pequeña y singular y esperaron instrucciones.

—Permítanme sus licencias por favor, vamos a validarlas como auténticas —pidió el otro sujeto que iba con el calvo, igual de extraño que su compañero.

Kaede se estremeció de nervio y vio como la mano de Kazumi se estiraba junto a ella, enseñando una licencia de cazador, casi se le salen los ojos del sitio, miró a Leorio y este estaba igual de sorprendido que ella, entonces eso no era parte del "todo bajo control" que dijo el moreno. El originario de la región deslizó la tarjeta en el artilugio, resultó ser un escanner, y en la pantalla de a lado, aparecieron los datos de Kazumi: una fotografía que seguramente era de su juventud, nombre completo, el año en que se convirtió en cazador y su edad. La mandíbula de Kaede cayó al suelo metafóricamente cuando vio que era una licencia auténtica e hizo un grandísimo esfuerzo en disimularlo. 

—Ahora la suya señorita —se refirió a Kaede y antes que esta hiciera algo, Leorio ya estaba extendiendo la tarjeta hacia quien la solicitaba.

Luego del escanner se vieron los datos de Kaede y una foto de ella con el cabello más corto, sonrió al verse. Cuando la devolvieron Leorio la tomó de regreso, sin darle un chance a la castaña de siquiera tocarla. Al final fue su turno y sucedió lo mismo, sus datos  y su foto fueron revelados.

Fruto Maduro. [Hisoka Morow]Where stories live. Discover now