VIII.

2K 278 223
                                    

Convivencia  ×  Y  ×  Esfuerzo.

La primera noche, había sido la más difícil, Kaede se sentía extraña y no dejaba de preguntarse muchas cosas, no dejaba de pensar en si había tomado la decisión correcta al seguirlo, si debía confiar en él. Pensaba en lo extraño y bizarro de la situación, jamás imaginó que Hisoka la llevaría a su casa para vivir con él, pero sobre todo, lo que principalmente no le dejaba dormir, era que ahora sí, no estaba cumpliendo en absoluto con la palabra que le dio a su madre de no acercarse a Hisoka, esa última cuestión, fue la que menos la dejó dormir.

Se levantó en automático a las seis de la mañana, minutos antes que sonara la alarma de su reloj, la pequeña ventana en la habitación, denotaba que el cielo aún estaba oscuro. El día anterior ella no salió de la pequeña habitación, no había comido nada y lo único que había en su sistema, era la botella de agua que se llevó de la habitación de la Torre. Temerosa, salió del pequeño cuarto, tratando de hacer el menor ruido posible, entró al baño por primera vez y se sorprendió mucho, aquello era un sueño, desde que era niña y vivía en la residencia Seiyu, no había estado en un baño tan bello y elegante como aquel: tenía un jacuzzi y una regadera dividida con puertas de cristal completamente transparentes, un enorme espejo que abarcaba casi toda una pared y un lavamanos infinitamente lujoso, todo lucía tan pulcro y limpio. Encontró toallas limpias en unos estantes y ocupó un par, se metió a la regadera y reguló el agua, le sorprendió mucho encontrar tantos productos para el cuidado de la piel y el cabello, que no lo creía, todo parecía indicar que el arlequín cuidaba más ese aspecto de su persona que ella misma.

Cuando terminó su baño, se sintió un poco más repuesta e hizo todo lo posible por dejarlo limpio y ordenado a como lo encontró. 

Una vez lista, volvió a salir con sumo sigilo. Moría de hambre y casi aguantando la respiración caminó por el pasillo y pasó junto a la habitación de Hisoka, una vez lejos, dejó salir el aire y respiró tranquila, prendió la luz de la cocina y revisó el lugar. Efectivamente, la despensa estaba llena, había comida como para alimentar a todo un ejército, supuso que al pelirrojo no le agrada mucho ir al super y rió al imaginarlo con un carrito de compras. De tantas opciones que tenía, al final se fue por lo básico y se preparó tres emparedados con un gran vaso de leche. Pese a sentirse satisfecha, tomó unas cuantas galletas de la alacena y se guardó un paquete por si más tarde le daba hambre y no quería salir, realmente no se sentía "en confianza" o con "la libertad" de andar por el lugar y hacer como si viviera allí.

Después de lavar los platos, se sentó en el comedor y con su teléfono, empezó a investigar lo que pudo acerca de Mione Nouredine. Entró a la Red de la Asociación de Cazadores e investigó todo lo que pudo, hasta que escuchó la puerta de la habitación de Hisoka, le oyó salir y se paralizó, escuchó sus pasos y de nuevo la puerta, había entrado al baño, vio la hora en su reloj, eran las ocho con cincuenta y siete minutos.

"Hablaba en serio con eso de sus horarios para el baño."

Pensó Kaede y trató de terminar con la información que había encontrado, la guardó en un documento en su teléfono y esperó pacientemente. Tarde se dio cuenta que pudo haber investigado más, pues Hisoka no salió del baño hasta hora y media más tarde y fue para entrar a su habitación, poco después volvió a salir y en esta ocasión, sí fue hacia la cocina. Eran las once con quince minutos y la luz del sol ya se colaba por el gran ventanal del salón y la pequeña ventana de la cocina.

—Buenos días— saludó ella amablemente, pero fue completamente ignorada.

—¿Desayunaste ya?— le preguntaron a cambio y ella asintió.

Fruto Maduro. [Hisoka Morow]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ