Es tu turno

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Narra Calle

Desayuno completo, estaba tratando de hacer que Poché me dijera a dónde me lleva, pero ella solo decía que era secreto y seguía comiendo. ¡Uf, se vuelve molesta!

Cuando terminamos de comer se levantó y me dio la mano que tomé con mucho gusto. Ella me llevó al ascensor y estaba vacío. Juro que es como si este ascensor nos amara y siempre se asegura de que esté vacío para nosotras dos.

Vamos nena, dime a dónde me llevas ― relinché e hice un puchero.

No será una sorpresa entonces ― dijo y se inclinó para besarme, pero la detuve poniendo mi mano en su boca.

No, entonces nada de besos ― dije y me crucé de brazos.

Ella gimió pero no intentó nada más. ¡Mierda, esperaba que me lo dijera! Gemí y ella sonrió maliciosamente.

Entramos en la habitación y salté a la cama. Todavía quería dormir, pero supongo que eso no era lo que planeaba.

Cariño, levántate, deberíamos irnos ― dijo y literalmente pude escuchar la sonrisa que tiene en su rostro en este momento.

Sacudí la cabeza como hacen los niños pequeños cuando no quieren hacer algo que sus padres les dicen.

Ella se rió y de repente sentí un peso en mi espalda. Sonreí y enterré mi rostro aún más en la almohada.

Voy a llamarte princesa de la almohada de ahora en adelante ― me susurró al oído y sentí escalofríos de su aliento caliente por todo mi cuerpo.

Me gusta ― dije con una sonrisa y ella me mordió la oreja.

Me alegro ― puso sus manos debajo de mi camisa y pensé que me iba a dar un infarto si subía con ellas.

Pero en lugar de hacer eso, empezó a hacerme cosquillas y me reí como loca.

¡D...detente! ― Me las arreglé para gritar mientras trataba de recuperar el aliento.

Oh no ― dijo y yo estaba haciendo todo lo posible para que se detuviera, pero no había ninguna posibilidad para mí.

¿¡Q...qué q...quieres!?

¡Ella estaba disfrutando esto! También se reía como loca y no sé cómo estábamos vivas, para ser honesta.

Quiero que te levantes ― dijo finalmente y dejó de hacerme cosquillas.

No ― dije con severidad y ella se quedó mirando haciéndome cosquillas de nuevo.

¡Bien! ― Grité y ella se levantó y se rió.

Eso fue muy divertido ― dijo y la miré.

No fue divertido ― la corregí y ella puso los ojos.

Como sea. Vamos a prepararnos.

Pero gorda, en serio, ¿a dónde vamos ahora? ¡Son solo las 11! ― Relinché y ella sonrió ampliamente.

El viaje a donde vamos es de cuatro horas ― dijo y mi mandíbula se abrió.

¿¡En serio!?

Sí. Y quiero ir al mercado antes para comer algo mientras conducimos.

Bien, lo que sea ― dije y fui a mi maleta. ― ¿Que debería vestir?

Lo que sea que te haga sentir cómoda ― respondió con una sonrisa.

Los jeans y la camisa simple me hacen sentir cómoda ― dije y rodé los ojos.

Chica de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora