Quiero que la conozcas

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Narra Poché

Abrí lentamente los ojos y vi a la diosa dormida en mis brazos. Sostenía con fuerza su cuerpo desnudo y ella estaba apretada contra mí.

Inmediatamente una sonrisa apareció en mi rostro cuando recordé lo de anoche. Maldita sea, nadie diría jamás que era su primera vez.

Acaricié su mejilla suavemente y besé su frente suavemente. Esta chica es mi todo. Mi sonrisa, mi risa, mi alma gemela, mi todo. No solo la amo, ella es mi dueña. Completamente. Haré cualquier cosa por ella.

Realmente no sé qué he hecho en mi vida para merecerla y esta felicidad que siento cuando estamos juntas.

No sé si debería levantarme y prepararle el desayuno, o debería esperar a que se despierte. ¡¡¡Ayuda!!!

Pero, antes de que pudiera pensar más en eso, sentí sus labios calientes en mi cuello.

Buenos días, princesa ― dije y la miré.

Buenos días, bebé ― murmuró y puso su cabeza en mi pecho, luego entrelazó nuestros dedos.

Me encanta cuando mi cabeza está en tu pecho, escuchando los latidos de tu corazón. Me hace sentir segura, como si nada malo pudiera pasar ― dijo y no pude evitar sonreír.

Estás a salvo conmigo, y siempre lo estarás ― dije y besé su frente.

Lo sé ― dijo y se acostó encima de mí.

Tomé su mejilla y solo la miré a los ojos sin moverme.

Me gustaría poder explicar cómo tus ojos y el sonido de tu voz me hacen sentir mariposas ― Le di un beso en los labios y ella sonrió ampliamente ― Cómo tu sonrisa hace que mi corazón se salte un latido y cómo cada vez que estoy contigo, me siento completa ― susurré y ella se sonrojó.

Estás siendo tan linda y poética tan temprano en la mañana.

Eso es porque cada vez que te miro,  no puedo encontrar la palabra perfecta para definir todo lo que siento por ti ― dije y la atraje hacia mí, besándola profunda y apasionadamente.

Te amo ― murmuró contra mis labios lo que nos hizo sonreír a las dos.

Yo también te amo ― dije mientras nos volteábamos ― ¡Te amo más de lo que Mickey ama a Minnie! ― Agregué y le besé los labios y ella se rió. ― Tu eres mi Minnie.

Y tú eres mi Mickey ― dijo y yo sonreí.

Me alejé de ella y me levanté de la cama sin molestarme en cubrir mi cuerpo con nada. Podía sentir la mirada de Calle por todo mi cuerpo y escucharla murmurar ― Perfección ― lo que hizo que mi sonrisa se hiciera más amplia.

Abrí la puerta del baño y la miré.

¿Vienes? ― Pregunté y su mandíbula se abrió, traté de ignorarla y no estallar en carcajadas por su reacción.

Decido tomar un baño tibio, así que primero necesitaba llenarlo. Justo cuando estaba lleno y puse algunos jabones corporales y otras cosas adentro, la puerta se abrió y Calle entró. La miré y sonreí.

Por un momento pensé que no vendrías ― dije y me senté.

Se acercó más ― No me perdería esto por nada ― dijo y se sentó también.

Envolví mis brazos alrededor de su cintura acercándola aún más.

Puso sus manos sobre las mías y apoyó la cabeza en mi pecho. Besé su hombro suavemente lo que la hizo temblar. Amo el efecto que tengo en ella.

Chica de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora