𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐎𝐃𝐃𝐄𝐒 𝐎𝐅 𝐖𝐀𝐑 || Bellamy Blake

"Ellos viven dentro de nosotros"

Capítulo VIII:

Atenea se encontraba parada, apoyando su cuerpo en un tubo grueso de metal en la última planta de la nave, donde también se encontraba el Terrestre herido y cansado, estaba como ayer, atado de los dos extremos con sangre en el rostro, realmente Atenea no sabía por qué le llamaba tanto la atención aquel sujeto pero no de forma "amorosa" si no de una manera en que le gustaba su carácter, su forma de ser, en cómo lo llamaría su madre "un guerrero" pues ella aún no se describía así pero iba de apoco, y con él al frente se encontraba como en confianza por decirlo así.

Poco a poco empezó a notar en cómo el hombre subía su mirada hacia ella, conectando sus ojos marrones con las de un azulado y penetrante iris, ambos empezaron a intimidarse pero obviamente ninguno se iba a rendir, algo en ellos dos se concretaba algo pero aún no se sabe qué es y Atenea menos iba a saber pero quería seguir ahí y buscar la respuesta hacia sus millones de preguntas hacia el.

—¿Quien eres?..—susurró con confusión hacia el hombre que estaba al frente de ella—¿por que tu mirada no me dice nada?

—¿Que haces aquí?—inquirió una voz que la hizo voltearse—No puedes estar aquí.

Poco a poco la figura de aquel joven empezó aproximarse hacia la poca luz que daba el lugar, y cuando dio con su rostro Atenea cerró los ojos fuertemente maldiciéndose internamente.

—Bellamy, tú no puedes decirme en donde estar o no—se volteo nuevamente hacia el hombre encadenado

—No pero si puedo obligarte—se acercó aún más hacia la pelinegra

—Ajá—soltó una risita leve—como tú digas líder—giro su cabeza en la dirección de él—me encantaría ver eso.

Bellamy agachó su mirada acompañado de una sonrisa divertida, pero solo duró unos momentos al escuchar como las cadenas se movían por el hombre encadenado, su mirada subió lentamente hacia ella de una forma preocupante.

—No puedes estar aquí sola con el, te puede hacer algo..

—Estoy hace 20 minutos acá Blake, no crees que si se acerca a mi literalmente estaría muerto—comentó segura ganándose una divertida sonrisa del moreno

—Se que puedes cuidarte sola pero no me gustaría que un día de estos que...

—Hey..—interrumpió la peliengra deslizando su mano hacia el brazo del líder provocándole un pequeño estremecimiento—¿Recuerdas lo que te dije ayer?—se acercó aún más a él—Yo nunca me iré, siempre estaré aquí contigo.

—Aveces las promesas no se cumplen cuando estas al límite de la vida o la muerte—susurró—no.. no.. quiero que te vayas, desde lo qué pasó aquella noche... yo.. —suspiró agitado