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Mashiho.

De nuevo Sábado, y estoy emocionado por ello. Mi papá me lleva esta vez, y bajo del auto con una sonrisa que parece aterrarle. Camino a pasos largos, y Junkyu me espera como las veces anteriores, en la entrada. Quiero abrazarle, pero termino apretando suavemente su antebrazo con mis dedos, el se hace a un lado, pero solo quiero tomarlo y llevarle a otro parte; muy lejos de aquí. Hablamos por llamada, todos los dias sin falta, y me ha hecho sentir especialmente cómodo. Pero debo ver también a Doyoung, con el que no he hablado en mucho días, así que me abro paso entre toda la gente hasta mi asiento.

Mashi hyung, llegaste.

—Doyoung necesito tu número telefónico.— Y finjo estar exageradamente desesperado.

—Dame tu mano.

La extiendo con duda, solo para molestarle. Saca un lapicero de su bolsillo, y escribe con cuidado su el número en mi palma, haciéndome reír por las pequeñas cosquillas. Hoy lleva puesta una bermuda con una camiseta morada liza, medias naranjas y un montón de manillas negras.

Llámame cuando quieras.

—Prometo hacerlo.

La reunión comienza, y hoy vemos varios videos de motivación combinada con historia. Al terminar, el señor Kim nos habla de la obediencia y respeto, como esto no significaba sumisión. Busco entre todos los presentes a Junkyu, y al encontrarle puedo ver todo el cólera que retiene en sus puños. Entendía sus deseos de libertad; pero me aterraba que la confundiese con venganza. Me contó todas sus inconformidades, entre ellas el que no lo dejaron decidir si ir a la escuela o no, o que le ofrecían amigos como si de un menú se tratase. Tenía razones, y por ello es más preocupante hasta donde puede llegar.

Pero no planeo dejarle solo. 

Tan pronto como termina la charla, me despido de Doyoung, que al parecer nunca se quedará para la merienda. Junkyu no se acerca, así que yo tampoco, pero no tardamos en observarnos, uno al otro.
Podemos leer nuestras expresiones, pero el camina por un pasillo sin apuros y desaparece, así que decido; es buen momento para seguirle.

¿Junkyu?

La habitación llena de colores pasteles y libros es la primera que llama mi atención, observo que no haya nadie cerca, y me alivio al ver el camino despejado. Entro, con el corazón las manos, y le doy una vistazo a todas las repisas llenas de foto, con diferentes grupos de adolescentes en ella. Cuanto mi curiosidad aumenta, y quiero revisar lo que al parecer es un álbum, unas manos manos se posan en mis hombro, dándole media vuelta a mi cuerpo sin molestia.

¿Todo bien?

Creo que me empiezo a obsesionar con los abrazos de Junkyu, algo me hace pensar en eso siempre. Tal vez es la diferencia de altura, o su loción, pero podía hacerlo por horas si el me lo permitía.

¿Me extrañaste?

Quiero creer que no, que todo este cariño repentino hacía él no significa nada; pero no existe cosa que agrade más ahora que su burbujeante personalidad, y aunque solo llevo estos cinco días escuchando su voz, la necesidad de verle es más grande.

Sí ¿Y tú?— Siento caricias en mi cabello, y no me incomoda lo íntimos que estamos siendo, tampoco que nos vean.

Sí.

nasty; m a s h i k y u Where stories live. Discover now