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Junkyu.

Mashiho apoya su cabeza en mi pecho y yo dejo caricias en su cabello, también me atrevo a delinear su  espalda desnuda, solo porque él hace los mismo en mi abdomen. Creo que en cualquier momento puedo caer en un sueño profundo porque mi cuerpo está más relajado de lo habitual, pero cuando todo lo que veo es oscuridad todo el peso que caía sobre mi desaparece, y me levanto temiendo que todo lo que he vivido la última hora fuese un sueño.

¿A donde vas?— Mi pregunta suena dependiente y no me molesta en lo absoluto. No recibo respuesta, así que me coloco en pie para seguirle. Supongo que eso es lo que espera.

Hay una tina, que él se encarga de llenar con agua tibia. Toda la ducha es un desastre, y supongo que aquí ha sucedido todo. Entra en ella, aún con las prendas faltantes. Recoge sus piernas, dejando la otra mitad del espacio vacío. Dejo mi móvil a un lado, y con su mano me ayuda a mantener el equilibro mientras tomo asiento.

Te llevaras un jean de mi padre, así no se darán cuenta.

—No me importaría.

Besarle de nuevo no parece mala idea, pero antes de hacerlo busco algo por todo el azulejo, que recuerdo haber visto. Lo encuentro rápidamente, y me estiro para tomarlo. Es de un color mate, dudo que me luzca como a él, pero de igual manera pinto mis labios.
Mashiho me observa con una sonrisa burlona, tal vez porque mi pulso es un asco.

Creo que no me veo tan bien como tú.

—Te ves precioso. 

No hay mejor lugar que esté, no quiero volver a mi hogar. Todo es tan perfecto que mi realidad se empieza a distorsionar de nuevo, pero Mashiho no  se aleja de mi; solo acaricia mis brazos.
Pero noto un par de heridas nuevas en los suyos. Son verticales, comienzan desde su muñeca, y las dos se desvían hacia sus codos con brusquedad.
Han cicatrizado, pero no puedo evitar preocuparme.

Solo lo intenté una vez.— Responde tratando de aliviarme, aún así gotas saladas empiezan a deslizarse por mis mejillas.

No lo hagas...de nuevo.

—No lo haré.

Quiero creerle, pero algo de esta situación se siente, una sexto sentido me dice que miente. Mi corazón empieza a latir sin piedad. Tomo su rostro, y vuelvo a besarle, porque no quiero que esto termine.

Pero se aleja, y siento que mi mundo se cae; hecho miles de trizas.

¿Por qué duele? ¿Por qué duele si lo tengo justo frente a mi?

Ellos dijeron que yo era asqueroso, que somos repulsivos.

No lo eres, Mashiho yo... te amo, es lo único que importa.— Mi voz suena tan desesperada que no logro reconocerla. 

Intenta sonreír, pero falla.

Lo siento, yo también te amo.

No entiendo porque todo lo que dice solo me llena de rencor, no entiendo que sucede conmigo.

Entonces ¿Por qué lo hiciste?

nasty; m a s h i k y u Where stories live. Discover now