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Mi mamá se quedo congelada mirándome sin tener alguna expresión en los ojos

-No entiendo como no te diste cuenta- le dije Cristian sentándose a su lado y haciendo que mi madre pase a mirarlo a él

Miré a un costado y Peter ya no estaba en mi casa, Federico se movió de su lugar y salió por la puerta, no se sí para irse o para hablar con él pero en ese momento no me iba a parar a buscarlo aunque quisiera
Julia estaba en la misma posición que durante la pelea, la entiendo, la situación no da más de lo incómoda pero nadie pudo evitarlo y por ahora no veo razón para revertirlo

-Yo... Y... Yo- dijo mi mamá pasándose las manos por las sienes
-No hace falta que digas nada, lo comprobé- le dije con algo de tristeza
-No era eso lo que iba a decir me parece- dijo mi hermano
-Cristian tiene razón, no era eso- agregó mi mamá cuando recuperó el habla
-¿Entonces?- quise saber al verla de ese modo
-Yo ya lo sabía- me dijo lentamente

¿¡Mi mamá ya sabía que su marido la engañaba y tenía otra familia?! ¿Mi mamá ya sabía que mi padre se cagaba en respeto hacia ella y hacia toda su familia? ¿Lo sabía y nunca hizo nada al respecto?

-¿Es broma no?- le dije parándome lentamente
-Ojalá- dijo Cristian comprendiendo que mi madre decía la verdad

Me dirigí a la puerta aún sin poder creer que era lo que pasaba, como lo que quedaba de mi familia se iba destruyendo a medida que yo salía de ese lugar, tenía la necesidad de salir. De no hablar con ninguna de las personas que estaban en la situación que estaba viviendo

Empecé a caminar sin un destino realmente claro, no tenía ganas de hablar con nadie sobre este tema ni tampoco de cualquier otro

Así que caminé hasta que se hizo demasiado de noche y empezaba a hacer algo de frío, mi mono no cubría mucho así que intente envolverme en mis brazos lo más que pude
Tenía el celular en mi bolsillo y lo saqué para comprobar unas cuantas llamadas perdidas que no miré de quien eran, sólo me fije si tenía suficiente batería como para aguantar hasta el día siguiente, y si no lo usaba en absoluto yo creo que iba a alcanzar

Después de una, dos o las horas que sean no sólo el frío se hacía más notorio sino que empezaba a tener hambre
Me detuve en una esquina donde había una cafetería no muy elegante y entre sin comprobar si llevaba suficiente dinero encima, sólo quería sentarme en algún lugar caliente aunque sea

-Señorita, tiene que consumir algo para quedarse aquí- me dijo la mesera con una cara de muy pocos amigos segundos después de haber encontrado una mesa vacía y de suspirar varias veces tratando de incorporar suficiente calor
-Esta conmigo, quiere un café y algo de comer- dijo alguien en mi espalda
-Muy bien- dijo la chica (puta) y se retiró por donde vino

Quería agradecerle a la persona detrás de mi espalda pero no estaba de ánimos así que al rato sentí que alguien se sentó delante de mi

-¿No vas a agradecerme?- me dijo él, el único que puede soportarme en este momento
-Gracias- le dije sin despegar la mirada de la mesa
-Estábamos todos preocupados Ema- me dijo mi novio en tono de enojo
-Perdón, sabes que hago esto cuando no se que hacer- me excusé y lo miré detenidamente

Narra Federico.

Apenas vi que Peter salió por la puerta me apresuré a ir a su encuentro. Se estaba subiendo al auto de una manera desesperada y arrancando a toda velocidad, me metí en mi auto como pude e hice exactamente lo mismo

Lo seguí unos cuantos kilómetros cuando note que iba bajando la velocidad quizás pensando que ya nadie lo podía seguir. Basura.

Bajó en un viejo edificio y lo seguí por el mismo camino
Se detuvo en el segundo piso que subió por las escaleras y sacó un manojo de llaves del bolsillo delantero del pantalón
Cuando abrió y entró me apresure para poner un pie en la puerta y no dejar que la cerrara completamente

Lo miré fijamente unos instantes y el tampoco despegaba su vista de mi

-¿Vos?- me preguntó
-Yo- le dije y le dejé un sonoro puñetazo en el centro de su cara

Cayó al piso e instintivamente se llevó una mano a la zona anteriormente golpeada

-¿Pero vos estas loco?- me dijo tratando de ponerse de pie
-No, la verdad no- le dije haciéndome el distraído
-Vos no te das una idea de quien soy yo- me dijo
-Créeme que si, un verdadero hijo de puta

Quiso pegarme por primera vez pero el hombre era lo suficientemente lento como para poder esquivarlo sin que eso conlleve un desafío físico y le volví a pegar en la misma zona; esta vez no se cayó pero pude notar que le dolió un poco más que la anterior

-Y con eso me voy... Pero escuchame bien- le dije tomándolo del cuello de la camisa- me llego a enterar que volviste aunque sea un par de horas a la casa de Ema o a hablar con algún miembro de su círculo social o su familia, te arranco los testículos y los cuelgo de una mástil ¿esta bien?

Asintió y antes de que pudiera responder ya estaba fuera del edificio sonriendo victorioso

Me subí a mi auto nuevamente y volví en busca de mi novia pero en la casa solo se encontraban Cristian, su madre y Julia

-¿Y Peter?- quiso saber la madre
-Escondiéndose en algún lado- le dije con una parte de mi también enojado con ella- ¿Ema?
-Sabés lo que hace cuando pasa algo que esta fuera de su control; se fué- me explicó Cristian

Antes de que agregara algo estaba poniendo en marcha el auto y saliendo exageradamente rápido a buscar a mi chica por las calles de la ciudad
Ya se me iba a ser costumbre eso de salir de los lugares sin dejar que las personas terminarán de hablar

Ya estaba oscureciendo y se empañaban levemente los vidrios lo que suponía que estaría haciendo frío, y Ema estaba prácticamente en bolas
Apuré el paso buscando a una enana con enterito verde pero no la encontraba

Habían pasado varias horas así que era probable que hubiera recorrido una distancia bastante grande
Cuando estaba a punto de frustrarme vi a una pequeña tratando de protegerse del frío que entraba en una cafetería de una esquina

Si alguien me hubiese visto hubiera pensado que estaba loco, pero casi literalmente que me baje del auto estando éste en marcha y entré como un torbellino

Ella se sentó en una de las mesas y no despegó su vista de algún punto perdido en ningún momento

De repente vi a una mesera le ordenaba que pidiera algo o tendría que echarla y supe que había llegado en el momento justo para intervenir

Mi profesor particularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora