~•Capitulo 2•~

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La carta del Rey Loco

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278 D.C
Bastión de Tormentas


Rhaegar Targaryen

EL PRÍNCIPE TARGARYEN, había visto como durante días, cada marea dejaba una nueva cosecha de cadáveres hinchados en la costa, bajo Bastión de Tormentas.

Y como Bárbara Baratheon tenía la fuerza para seguir adelante, administrando Bastión de Tormentas, se había transformado en un auténtica señora, aunque a penas había llegado su decimosexto día del nombre. Hasta los vasallos de su padre se daban cuenta. Muchos intentaron ponerlo a prueba, cada uno a su manera. Por ejemplo, Lord Selwyn Tarth acudió directamente con su hija, una doncella gruesa y fea, que se sentaba a la izquierda de su padre y jamás levantaba la vista del plato para que se casara con Robert. Y no pocos trajeron a sus hijos para casarlos con la señora de Bastión de Tormentas entre ellos Lord Morrigen que llevo a su hijo ser Richard, un muchachito de indómito cabello negro y ojos verde manzana.

Ella respondía a todos con cortesía fría, de la misma forma que habría hecho su padre, y de alguna manera se las arregló para que se plegaran a su voluntad.

«Será una buena reina, fuerte y generosa a la vez, inteligente, justa, diligente, leal a sus amigos; Daeron ya me lo ha dicho, y terrible para nuestros enemigos, pero capaz de perdonar, paciente...»

Sí, se daba cuenta que estaba idealizando a la Baratheon, Arthur Dayne se lo había dicho pero no podía evitarlo ¡Era el destino y sólo la muerte lo evitaría!

El Dragón debe tener tres cabezas

Nunca se había sentido tan emocionado por alguien, ni por nada además de «sus profecías» como las llamaba Daeron, pero Bárbara hacia que se le nublara el juicio, y su hermano le habia advertido que no se atreviera a hacerle daño «Rhaegar eres mi hermano mayor, como tal te amo y te respeto, pero Bárbara es sangre de nuestra sangre, mi mejor amiga si le haces daño no respondo».

Sintió un jalón en su capa de seda roja, volteó hacia Arthur Dayne que tenía una armadura que mostraba un complicado dibujo de escamas esmaltadas en blanco, tan brillantes como la nieve recién caída, con engastes y cierres de plata que brillaban al sol. Llevaba sobre los hombros la capa nívea de la Guardia Real, él le sonrió y señaló con la cabeza a algún punto a su derecha.

-Prícipe aegar-La vocecita no lo preguntaba, era más un saludo; movía insistentemente la mano de un lado a otro, era un niño de cabellos color negro azabache que le caían sobre los hombros y enmarcaban un rostro en el que brillaban unos alegres ojos verde azulados, Rhaegar determinó que Bárbara tenía los ojos mas grandes y azules como el mar pero no había duda, ese era Renly Baratheon.

-¡Renly!-Chilló Bárbara, usaba un vestido de terciopelo azul con armadura de cuero negro, la cabellera de este mismo color le caía por la espalda en suaves bucles sobre la capa negra con bordados de oro mostrando el emblema de los Baratheon.

«Es hermosa» Y así, el Dragón se enamoró cada día más del Venado Coronado.

El menor de los Baratheon le sonrió e iba caminar hacia ella pero cayó sobre una rodilla, Bárbara masculló una maldición y se mordió el labio frustrada e impotente.

-¿Acaso nunca me harás caso, Renly?-Reprochó aireada, parecía que no había visto a Rhaegar-. ¡Algún día tu o Robert me matarán de un infarto!

Baratheon: Nuestra Es La Furia [Game Of Thrones]Where stories live. Discover now