~•Capitulo 3•~

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La Fortaleza Roja

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278 D.C
Tierras de la Tormenta.

Bárbara Baratheon

BROOKS DONDARRION DIJO QUE EL PRÍNCIPE RHAEGAR TARGARYEN SOLICITABA SU PRESENCIA, pues quería desayunar con ella, sólo puedo sentarse en el borde de su cama impactada.

-Iré, tengo que cambiarme, ayudame por favor.

Brooks le arregló las uñas, y le cepilló y le onduló la melena negruzca de manera que le cayera por la espalda en suaves bucles. También le llevó una docena de los perfumes favoritos que eran de su madre; Cassana de la casa Estermont, de los que Bárbara eligió una fragancia dulce y sutil con un toque de vainilla bajo el aroma floral. El vestido, era verde pastel con hilo de oro y forro de seda dorada. Era sin duda un vestido de mujer, no de niñita, los usaba desde que tuvo que llevar las riendas de Bastión de Tormentas. El escote del corpiño le llegaba casi hasta el vientre, y estaba recubierto con un ornamentado encaje dorado.

La falda era amplia hasta sus rodillas y tenía movimiento, con la cintura tan apretada que Bárbara tuvo que contener la respiración mientras le hacían las lazadas.

-Brooks pensé que te agradaba, no que me querías ahogar.

-Te aprecio Ara-Le sonrió la doncella de cabello dorado rojizo-. Tienes que estar más bonita que nunca, porque tienes que impresionar al futuro Rey y esperó que se anuncié tu compromiso con el príncipe Rhaegar pronto.

La Baratheon sonrió débilmente, confiaba en la hija mayor de Lord Dondarrion como en pocas personas y sabía que sus palabras no eran mal intencionadas pero aún así no pudo evitar incomodarse.

Su vida había cambiado las últimas semanas, tenía qué estar pendiente de cada detalle agudizando sus sentidos al extremo, actuaba como la jefa de su casa con todas las responsables que aquello llevaba: cuidar a sus hermanos que quizás era lo más sencillo en contraste de tener que pasar despierta más de la mitad de la noche, estudiando mapas minuciosamente para analizar y luego transmitir órdenes a
sus vasallos para que aprestasen las defensas de las Tierras de la Tormenta; podía justificarse ya que era una niña y podía sentirse en peligro pues si su padre hubiese dado la orden fuera motivo de sospecha y recelo, escribiendo cartas y trazando planes.

«Y no sólo eso, tengo que hablar con Lord Rickard lo mas probable es que él, Jon Arryn y Hoster Tully sigan tramando algo y lo mas probable es que encuentren la forma de enredarme en sus intrigas y si es por el bien del reino y de él...»

Por alguna extraña razón pensó en la seguridad de Rhaegar, si algo llegaba a salirse de las manos el príncipe de plata correría peligro al igual que Daeron; aunque éste último llegó tarde a sus pensamientos. Se preocupó de lo que sus sentimientos hacia Rhaegar pudiesen traerle como consecuencia entre ellas tener el peso de una corona sobre la cabeza ¿Estaría lista para reinar de ser necesario?. Decidió centrarse en donde estaba; Puertabronce, la fortaleza de la Casa Buckler, en el limite sur del Bosque Real, eso lo podía manejar bien.

-Quiero que le digas a las otras doncellas que estén pendientes de que todo esté en orden y que Renly este vestido y perfumado ummm... y que no se escape a jugar por ahí y se enuncie de nuevo; llevenlo un rato con Stannis, por favor.

Bárbara decía «por favor» ya que era parte de su educación y un «gracias» luego, ya que el poder pasa mejor cuando se adereza con cortesía y tener cortesía con sus vasallos la ayudaba a ganárselos. Su carácter Baratheon o "La Furia" característica de su casa le gano fama tanto buena como mala aunque su indiscutible belleza y amabilidad le gano un sitio en corazón del pueblo llano que le daba ventaja ante otros nobles.

Baratheon: Nuestra Es La Furia [Game Of Thrones]Where stories live. Discover now