.˚◌𑁍 Coldness 𑁍◌˚.

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Habían pasado ya tres días de aquella discusión que ambos tuvieron

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Habían pasado ya tres días de aquella discusión que ambos tuvieron. (T/n) definitivamente podía aguantar mucho más, era Keigo quien no soportaba mantenerse bajo todas las vueltas de tuerca a las que (T/n) le sometía cada vez que él trataba de hablarla y ella solo asentía o negaba.

También le parecía curioso cómo habían dejado de dormir juntos. Como si no hubieran hecho falta palabras para (T/n) que le explicaran al joven que no lo quería en su cama esa noche.
Ni tampoco a su lado.
Quizá ella lo viera como una prueba de orgullo, a ver quién aguantaba más fingiendo odiar al otro hasta que ambos se quedasen sin fuerzas.
Pero para Keigo no era así. El tiempo que (T/n) se tomaba para pensar en todo significaba otro día para él sin escuchar su voz.

Y es que cada día que pasaba, el recuerdo de cómo era estar bien con (T/n) se volvía más de y más difuso.
Buscaba formas indirectas de tocarla; rozar su ropa, coincidir con ella en un pasillo, rozar suavemente su hombro con sus alas de manera "accidental"... Y sin embargo ella parecía ser su polo igual que le rechazaba constantemente, y evitaba cada uno de sus contactos.

No fue hasta el día en que Keigo colapsó y a (T/n) le tocó hacer la colada.
Llegó al cuarto de invitados en el que Keigo había decidido instalarse con su ropa, y le vio tumbado en la cama con las plumas mustias y sin brillo, el pelo sucio y la habitación desordenada.
El ambiente estaba cargado, y ni siquiera quería pensar que llevaba el joven sin ducharse tres días.

(T/n) suspiró por la nariz y le dejó la ropa en el borde de la cama.
Entonces Mozart, que permanecía quietecito en un lado de la cómoda, sobre una varilla metálica que utilizaba de columpio y soporte; pensó que era un buen momento para ponerse a piar.

Como si (T/n) no tuviera ya suficientes razones como para odiar al bicho a parte de su escandalosa manera de gorjear de forma que retumbase por toda la maldita casa.
No quería pensar que había despertado a Keigo y ahora sabía que ella estaba ahí.

Le escuchó suspirar y ella hizo lo mismo, como en un reflejo.

Entonces Keigo sintió el peso de (T/n) en su cama, el calor de su pecho como fuego contra su espalda y también su respiración, meciendo sus cabellos con mucha suavidad al compás de cada bocanada de aliento que tomaba.
Keigo se estremeció cuando los brazos de la joven le rodearon la cintura.

––No voy a volver a traerte la colada si te encuentro así. ––Él río por la nariz después de que sus ojos se llenasen de lágrimas.

––¿Es por eso?

––¿Hmm?

––¿No quieres tener nada vivo que te una a mí por eso que te dije?

––Por eso que hiciste. ––Puntualizó.

Keigo cerró los ojos, dejando que las lágrimas se derramasen finalmente por sus mejillas y se acumulasen humedeciendo su almohada.
Se mordió los labios sintiendo su propia saliva más caliente a causa de llevar tanto rato la boca cerrada.

One Shots ☁️ Hawks 🔞Where stories live. Discover now