"-¡Salve Sarah Gutiérrez, hija de Adhara, la diosa de los héroes, el terror, el sufrimiento y los malaventurados"
"Salve la Diosa Adhara, diosa de los héroes, el terror, el sufrimiento y patrona de los malaventurados"
Adhara está escondía entre los...
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Mi nombre es Sarah, sólo Sarah. Pero me puse el apellido Rodríguez porque es latino, y porque mola.
Quizás te preguntarás porque estoy contándote mi historia si se supone que crecí sola en las calles.
Un día, un vagabundo llamado Mike me encontró cerca de un basurero. Se sintió responsable por haberme encontrado y decidió criarme, hasta que cumplí cinco años.
Mike nació en el año 1985 y había escapado del orfanato dónde había sido dejado por su madre con tan sólo siete años. Vivió en las calles desde entonces.
Unos meses después de cumplir cinco años (Mike había decidido que el trece de marzo sería mi cumpleaños, pues ese día me encontró), Mike fue encantado apuñalado en un callejón.
Entonces, antes de que la policía llegara e instintivamente me compran a mi, huí. Me quedé cerca de una biblioteca pública algunos años, ahí fue dónde conocí a Tanya—Una amable universitaria que me enseñó a leer y a escribir— se podría decir que ella me salvó de las calles y me adoptó, pero un día simplemente no volvió más. Supuse que tendría mejores cosas que hacer que ver a una niña callejera y más encima delincuente.
Entonces me mudé a un callejón oscuro en Upper Earts Side, dónde di un golpe millonario. Doscientos dólares a un hombre gordo, feo y mal oliente.
Volviendo a mis experiencias de vida. Siempre quise ir a la escuela, luego al instituto y por último a alguna universidad para hacer una carrera de deportes.
Si
Una vagabunda deportista.
Tenía una gran habilidad para huir corriendo cómo gata en celo de todo. Incluso una vez brinqué de un techo a otro un metro, a día de hoy sigo diciendo que fue una alucinación.
El sonido de un autobús me hizo salir de mi trance.
Era amarillo con varias ventanas y decía;
AUTOBÚS ESCOLAR, ACADEMIA YANCY
La academia Yancy era una escuela privada. Iban veintiocho críos tarados y dos profesores en la parte delantera junto al chófer.
Una pizca de envidia me invadió, ¿por que ellos podían dormir en una cómoda cama, tener una educación de primera y tener mucho dinero para toda una vida y yo no? Era injusto
La vida es injusta
Yo tenía sueños, pasaba hambre en las noches y de cama tenía unos cartones sucios de colchón y un feo saco de basura medio roto.
Salí de mi furia y miré hasta el horizonte.
El sol parecía estar deprimido.
Escarbé en mi memoria para averigua que día era.
Si el día anterior había sido doce de marzo, así que, por lógica, era trece.
Era mi cumpleaños
Empecé a toser.
Era cómo si algo se apoderara de mis pulmones.
Un leve resplandece dotado hizo que mis ojos se cerraran.
Me asusté ante al sentir el tacto de alguien en mi mejilla