One Shot - Inesperado

5.6K 377 184
                                    





¿Sabes que es inesperado? Coincidir con otro ser humano y tener un nivel de conexión que parece falso, encontrar a alguien que se ría contigo, que llore contigo, que viva la vida contigo, cruzarte con alguien con quien sientas que puedas hablar de todo y nada al mismo tiempo, sin tapujos, sin medidas, sin miedos, sin reproches. Inesperado es compartir desde lo más tonto del día a día a lo más relevante y transcendental de tu vida con la misma persona y desear seguir queriendo hacerlo con esa misma persona por mucho más tiempo o el tiempo que te sea permitido. Inesperado es superar juntos momentos difíciles y no sucumbir al derrotismo o el pesimismo. Inesperado es querer y ser querido con igual intensidad.



-¿Sigues enojada? - Luisita preguntó desde su lado de la cama donde estaba mirando al techo en la oscuridad de la habitación que compartía con su esposa.

Amelia suspiró profundamente. - Que no, Luisita, no estoy enojada. - Respondió ésta también desde su lado de la cama en la misma posición de la rubia pero con los ojos cerrados. Realmente estaba cansada y también algo adolorida.

La abogada ladeó la cabeza para verle a la cara y se encontró con aquel perfil griego, esculpido por los mismos Dioses del Olimpo de su esposa... Bueno, quizás todo aquello era una exageración, pero por Dios que su mujer era simplemente preciosa y aquella noche ella no podía dejar de apreciarla lo suficiente. - Entonces, ¿por qué estás tan lejos? - Preguntó con congojo en su tono.

-Porque creo que es mejor mantener la distancia al menos por estos días. - Amelia se relamió los labios sin siquiera abrir los ojos, ajena a la mirada lasciva que le estaba dando la rubia desde su lado de la cama. - Ya sabes porque, así que no te pongas pesada con ese tema otra vez. -

Luisita se puso de medio lado para verla mejor. - Ya sé, pero...yo quiero besarte o simplemente abrazarte. - Propuso la rubia. - Es que se me hace tan raro estar así de distanciadas. -

Amelia suspiró otra vez y luego de unos segundos en silencio estiró el brazo cual invitación para que se acercara y la abrazara. A quien quería engañar, ella también se moría de ganas por ser abrazada y mimada en esos días. - Anda ven aquí, pesada. - Le dijo con una sonrisa en los labios.

Luisita soltó un chillido emocionado arrastrándose hasta el lado de su esposa apoyando la cabeza en su hombro y pasando el otro brazo por su vientre. Amelia volteó la cara buscando sus labios y Luisi encantada le concedió aquel beso en espera el cual acabó demasiado pronto a su modo de ver.

Cuando volvió a acomodarse esta vez más cerca del pecho de Amelia a esta le fue inevitable no quedársele viendo aquellos montículos que tantas veces habían sido suyos, cerró los ojos tratando de distraerse y poder dormirse, pero fue en vano, a los segundos volvió a mirar y es que era inevitable, Amelia esa noche llevaba una blusa holgada de tirantes de color rosa pálido y claro, al ella estar recostada sobre ella, media teta la llevaba descubierta prácticamente a la altura del pezón que se dibujaba sobre la tela. Luisi se relamió los labios queriendo tanto simplemente acercarse más y...

Amelia con los ojos cerrados y en el silencio de la noche era consciente de los cambios en la respiración de su mujer y sus constantes movimientos, básicamente porque la tenía pegada al costado y cuando sintió la lengua húmeda hacer contacto con un costado de su pecho derecho fue toda la confirmación que necesitó. Abrió los ojos enseguida. - Luisi... - La reprendió en voz baja.

-¡Dios! Lo siento, pero no puedo. - Luisita se detuvo tan pronto fue pillada llevándose las manos a la cara más que todo por la frustración que llevaba encima. - No puedo dormir con tus tetas en la cara. - Confesó sin remedio.

Amelia soltó la carcajada al escucharla, sobre todo la forma de decirlo como si aquello fuera una real tortura. - Pero Luisi...

-Que ya sé, Amelie... que soy una insensible que solo pienso en mí, pero es que joder... - Se reprochó a sí misma. - Uhgrrrr... ¡Odio a Andrés! - Ahogó un grito en las manos y sus palabras hicieron reír aún más a la morena. - No te rías aparte. - Le dio un manotón a su mujer para que parase pero esta solo se rió con más ganas.

ClandestinoМесто, где живут истории. Откройте их для себя