Sentimiento sin Nombre

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Luisi esperaba pacientemente otra vez a un lado de las gradas, los asistentes al juego de softball estaban saliendo poco a poco, Cristina y María fueron un momento por otra cerveza mientras ella esperaba por Amelia como esta le había indicado que hiciera. Los nervios volvieron a su cuerpo como un tren chocando contra un muro de concreto cuando leyó el mensaje de la morena minutos antes.

Estaba nerviosa por verla y doblemente nerviosa por las palabras de su hermana, trataba de no darle tantas vueltas al asunto,  pero le había sembrado la duda; sin embargo había decidido que se dedicaría a conocer a la aspirante a detective antes que cualquier cosa. La morena le inspiraba confianza, claramente la consideraba una persona especial y no quería dejarse llevar por habladurías si ella misma no le daba motivos.

-Boo! – La rubia sintió el corazón en la garganta del susto y cuando se dio vuelta se encontró a la otra chica descojonada de la risa. 

- Amelia! Menudo susto que me has dao, tonta. – le dio una palmada en la mano. – Hoy quieren todos matarme de un susto. – Comentó ella con la mano en el pecho tratando de controlar su acelerado corazón.

Amelia se reía divertida y Luisi no podía evitar sonreír al verla, llevaba el cabello recogido en una trenza que terminaba hacia un lado de su cuello, aun llevaba los guantes puestos y una gorra que decía POLICIA y le cubría media cara, aun así podía verle aquella sonrisa y los hoyuelos que se le marcaban a cada lado de su cara.

Luisi se acercó y le arrebató la gorra para luego colocársela de nuevo pero esta vez al revés y así poder admirar todas sus facciones, sus ojos brillaban de alegría, estaban dilatados con la adrenalina que aun corría por su cuerpo. La morena estaba feliz, después de todo su equipo había ganado el juego.

-Anda, ven aquí. - Luisi la tomó de la mano y la arrastró hacia debajo de las gradas lejos de los ojos fisgones y la gente alrededor, Amelia se dejó guiar sin rechistar. 

Cuando estaban lo suficientemente alejadas de la multitud, Luisi se dio vuelta y colocó sus manos sobre sus hombros acercándola un poco más, mientras que las manos de Amelia caían instintivamente en su cintura. – Te he visto desde el campo, casi pierdo la concentración nada más verte ahí sonriendo. – Ambas chicas se sonrieron ante las palabras de la morena.

– Pues no se ha notado, has estado increíble, te queda genial este uniforme, por cierto.

-Gracias, lo sé. – Amelia se encogió de hombros con una sonrisa a juego en sus labios.

Luisi se echó a reír. – Que modesta la niña, no? – Le dijo juguetona.

La morena apretó su agarre alrededor de su cintura. – Y porque debo ser modesta, si es la verdad?– Amelia alzó la ceja en contestación.

Luisi se mordió el labio... maldita ceja. – Eso es arrogancia ahora. 

La ojimiel la acercó mucho más, sus narices se rozaron y sus alientos se mezclaron, pero nunca apartaron la mirada la una de la otra, en ellos se veía reflejado el fuego ardiendo con ganas de ser liberado, quemando todo a su paso. – No te gusta? – Pidió esta después de unos segundos.

-De ti me gusta todo. – Luisi confesó abiertamente. Nunca había sido el tipo de chica que soltaba cada pensamiento así como así, pero con Amelia tenía una necesidad de soltar cada cosa que le llegaba a la mente y eso le gustaba, la sensación de no tener que medir tus palabras por temor a que la otra persona saliera huyendo.

-Ah, sí? – Amelia susurró lamiéndose los labios. – Que tanto te gusta? – Le preguntó a la rubia, ahora rozándole los labios entreabiertos.  

ClandestinoWhere stories live. Discover now