ii. i

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We're all rotten.


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El aura melancólica que acompañaba la música tenía a todos en silencio, cada persona en ese lugar se había encerrado en su propia mente mientras una suave melodía los envolvía, era casi hipnótico, casi mágico que no les sorprendería que aquella adolescente de cabellos oscuros y mirada fría los estuviera hechizando tan solo con el tocar de las teclas de aquel viejo piano.

Jesabella Barker era un prodigio en tantas cosas y sus padres solo la habían empujado al aprendizaje de la magia prohibiéndole de desarrollar otras habilidades, un desperdicio de habilidades, sus padres se volverían locos si supieran todo lo que había aprendido a sus espaldas, sobre todo si llegasen a saber que detrás de la triste melodía en realidad si estaba un hechizo, la mirada de la fémina se desvío unos cuantos segundos de las teclas del piano para ver a su familia y los Thompson en un trance, sus manos dejaron de moverse sobre las teclas más la melodía nunca se detuvo.

Hasta el sonido de los zapatos de Jesabella al caminar parecían ser melódicos, pero era todo lo contrario, sus pasos solo demostraban resentimiento y enojo, sus manos se posaron con cuidado sobre la cabeza de la matriarca de la familia Thompson, rápidamente los ojos de esta se volvieron blancos dejando ver cómo el hechizo que la bonita bruja adolescente susurraba en su oído hacia efecto.

Modificar los recuerdos de las personas no era una magia sencilla, requería concentración y habilidad, Jesabella lo tenía, era de las brujas más inteligentes, ella podía con eso, una magia que se consideraba complicada no era más que un juego de niños. Una vez que los ojos de la mujer volvieron a su color normal ella volvió a caminar hacia el piano, la melodía se detuvo y las personas ahí salieron del trance.

La sonrisa en el rostro de Isobell Barker era igual que la de su hija, una copia a carbón de lo astutas que ambas llegaban a ser, pero Jesabella no era su madre, ella era mejor.



─ ✦ ─



— Hola hermano. —saludó Jesabella. Eleazar Barker se detuvo en medio del pasillo para observar a su hermana sentada en el sofá del salón, la sonrisa en su rostro le causó ganas de golpear a la menor— Holland te manda saludos.

— No quiero nada de esa traidora.

— Que feo ser tan rencoroso. —murmuró— Te duele que la hayan querido a ella entre los mortífagos en lugar de a ti, ¿verdad?

Eleazar alzó la varita y apunto a su hermana quien solo optó por reírse mientras se levantaba y colocaba la varita en su cuello, el mayor la vio con los ojos cargados de sorpresa ante la acción realizada. Los Barker eran los peores monstruos con los que podrían meterse, ahí no había miedo, había reto y provocación, ver quién sería el primero en atacar.

— Una vida más no me hará daño, Jesabella. —musitó el hombre de cabellos oscuros, pero la mencionada solo sonrió.

— Hay algo gracioso con esta familia, todos estamos podridos, papá, mamá, Holland, incluso tú y yo lo estamos. —la sonrisa tétrica que Ella tenía creció— Pero descubrí la cereza del pastel, ¿te suena el nombre Marie Ponzio? —Eleazar cambio la varita por sus manos, la fémina emitió una queja, pero comenzó a reír aun cuando sentía las manos de su hermano apretarse con furia— Tan correcto, tan leal, pero caíste ante los encantos de una nacida de muggles, siempre creí que te conocía como para saber qué harías, pero esto —se rio al verse soltada del agarre que este tenía sobre ella, la mano de esta acarició su cuello—, es mejor de lo que esperaba.

— No te atreverías a hacer algo, Jesabella.

— Si yo caigo, tu caerás conmigo, Eleazar. —murmuró mientras se levantaba y comenzaba a caminar lejos de su hermano, aún así antes de irse se volteó para verlo— No soy mis padres, que te quede claro, pero puedo ser peor.

Eleazar observó a su hermana irse dejándolo con la furia retenida en su cuerpo. Jesabella salió al patio exterior y se dejó caer en el suelo una vez que estuvo lo suficientemente lejos de la casa, su corazón latía demasiado rápido como si este supiera que el peligro ya había pasado y podía dejar salir todo, un suspiro salió de sus labios mientras pensaba en que solo tenía que soportar unas cuantas semanas más y podría respirar tranquila.

Lo que estaba haciendo era poner su cabeza en bandeja de plata, Sirius tenía razón para estar molesto y haber empezado una pelea ni bien había terminado de hablar, pero tampoco era una sorpresa el que ambos pelearan, Remus y James por primera vez estuvieron callados dejando que ambos se gritaran.

Ni el azabache y el hombre lobo dijeron algo ese día, se lo habían dejado todo a Sirius, tampoco era como si tuvieran otro pensamiento, estaban de acuerdo con lo que el de cabellos largos estaba diciendo, quizás en ese momento se negaron a decir algo y se arrepintieron de no hacerlo al ver cómo su amiga se acercaba hacia sus padres el día que regresaron del castillo a sus hogares, debieron detenerla, obligarla a que podía quedarse con James o Remus, que había otras maneras pero no lo hicieron, pero tampoco veían el éxito si lo hacían, quizás el único en poder convencerla habría sido el mismo Sirius que semanas atrás le había hecho prometerle que a la primera cosa errónea saldría de ahí.

Pero nada había salido mal, todo iba bien, Jesabella volvía a tener su puesto dentro de la mesa, tenía su estatus intacto bajo sus propios términos, que había logrado con el cambio de recuerdos entre sus padres y los de Garret, meterse en la cabeza de estos últimos había sido más complicado y tenía que ser cuidadosa ante las cosas que iba a cambiar, el único cabo suelto estaba en su hermano.

Holland había sido quien le entregó la información sobre la relación secreta que su hermano tenía, la fachada de su actual novia era eso, una fachada, una manera de salvar a quien parecía haberle entregado algo que ninguna de las dos Barker creía que tenía; su corazón.

El sonido de las ramas romperse atrajo su atención sacándola de sus pensamientos, Jesabella vio a un perro negro caminar hacia donde estaba y dejar su cabeza recargarse en sus piernas.

— Deberías dejar de preocuparte tanto. —dijo en un murmullo mientras acariciaba la cabeza de este, aun así, el gruñido le hizo saber que seguiría apareciendo incluso si no la veía directamente como ahora— No podrás cuidarme por siempre, no voy a romperme.

Sirius volvió a hacer un ruido, ojalá hubiese podido decirle que haría todo porque ella estuviera a salvo. 

Flicker ➳ Marauders EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora