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Un claro en medio de un bosque, los recuerdos que existían en ese lugar parecía que nunca se hubieran esfumado, la menor de las hermanas podía recordar las veces que había corrido en ese mismo lugar, se veía tan lejano, tan imposible que el estar ahí se sentía como si todo fuera desconocido.
Jesabella sintió los copos de nieve caer sobre su palma desnuda, fueron unos minutos antes de que pudiera escuchar el sonido de alguien apareciendo, la varita en su mano se sintió aún más fría que la misma nieve cuando apuntó hacia el rostro pálido de su hermana mayor.
—Tengo una cicatriz por haberme caído, ¿Dónde, ¿cuándo y cómo me la hice?
—El patio trasero de nuestra casa, estabas corriendo y tropezaste, una piedra se clavó en tu rodilla derecha. —respondió y Ella empezó a bajar la varita, pero no la dejó— ¿Era necesario traer a tu perro?
—No confiaba en esto.
—Tenme un poco más de fe, Sirius. —exclamó Holland a lo que el mencionado gruñó, la mayor sonrió y tomando del brazo de su hermana comenzó a caminar, escuchando las pisadas del animago detrás de ellas— ¿Te encargaste de Samara?
—Está bajo un imperius, pero no sé por cuánto tiempo vaya a pasar desapercibida si es Garrett quien está detrás de ella y además no sé qué fue lo que les dijo a nuestros padres, esa parte ya no puedo cambiar.
—Shania dice que solo le hablo de ellos y cómo estás relacionada, no le dijo nada más que pueda ponerlos en peligro.
—Que los haya mencionado ya es suficiente para que estén en peligro. —musitó— Dumbledore dijo que te habló sobre la orden.
—Estoy con ellos, decidimos unirnos cuando nos graduamos, sé que te lo propuso a ti.
—No puedo aceptar.
—¿Por qué? —inquirió deteniéndose— No te va a dar una seguridad, pero...
—Tengo que encargarme de algo antes, Eleazar sabe que estoy haciendo algo y Samara se lo dijo, ahora solo terminó de confirmar sus sospechas.
—No me estás contando algo, Ella.
—No sé de qué hablas.
—Ella. —advirtió a lo que la mencionada suspiró.
—Una noche estaba intentando entrar en la cabeza de papá, pero Eleazar entró al estudio, el hechizo entonces no funcionó completamente, pero lo escuchó.
—¡Estás demente! —gritó mientras la estrellaba contra el árbol a sus espaldas, Sirius comenzó a gruñir en forma de advertencia ante la escena, sobre todo cuando Ella no hizo ningún movimiento.
—¡Él creyó que estaba practicando hechizos! —gritó de vuelta, pero Holland solo se mostró más molesta— Se que con lo que Samara y Garrett le dijeron ahora cabe la idea de que empiece a buscar una manera para comprobar si fueron hechizados.
—Eleazar es bueno con la magia negra, Ella.
—No lo suficiente como para averiguar cuál usé.
—Ese no es el problema, ambas conocemos lo que puede llegar a hacer, ya mató a la persona que creímos lo iba a detener, entre las dos tú eres quien más te está arriesgando.
—Lo sé.
—¿Y?
—Eleazar es eso que tengo que hacer. —Holland se separó de Jesabella solo para observarla como si le hubiese crecido una segunda cabeza.
—¿Qué vas a hacer?
—Lo voy a matar.
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—Eres algo estúpida.
—Baje de categoría. —murmuró Ella— Antes era una estúpida ahora soy algo.
—No estoy bromeando.
—Deja de preocuparte, te vas a arrugar prematuramente.
—Entonces deja de hacerme preocupar. —musitó y Ella sonrió, uno de los dedos helados de la fémina tocó el entrecejo de Sirius provocando que se estremeciera ante el contacto.
—Aquí, mientras más frunces el ceño más arrugas van a mostrarse.
—Deja de querer cambiar el tema, no creas que no vi la cara que puso Holland con lo que sea que le hayas dicho.
—¿Quieres saber que le dije?
—¿Me va a causar más arrugas? —Ella asintió y Sirius solo pudo suspirar ante el cansancio que sintió repentinamente— No hagas algo estúpido, todavía tienes que casarte conmigo, no puedes huir de tu obligación.
—El matrimonio debe ser voluntario, no puedes obligarme.
—¿Estás diciendo que no quieres casarte conmigo? —Ella se sonrojó, pero incluso si lo ocultaba en la bufanda el de cabellos azabaches pudo verlo.
—No es como si fuera de en sueño convertirse en un Black, el peso emocional que tienen es demasiado para mí. —se quejó, pero luego sonrió— Sin embargo, por Regulus puedo soportar esa carga.
—Eres cruel, Jesabella.
—Y aun así quieres casarte conmigo, el problema lo tienes tú.
—Y al final si me cambiaste el tema. —Ella soltó una carcajada— Deberíamos volver antes de que James pierda la cabeza.
—Probablemente ya hizo un hueco en el piso.
Sirius tomó de la mano a Ella y ambos sintieron el apretón en su estómago al desaparecer, el aire cálido un gran contraste ante lo acostumbrados al frío que ya habían estado, pero eso no fue lo que más impactó a los recién llegados, los rostros sombríos de los padres de James y de este mismo los observaron.
Era una mirada completamente diferente a la que se había acostumbrado a recibir al menos por parte de los padres del azabache de lentes, no entendía que podía haber sucedido para que tuvieran esa mirada, pero entonces James sonrió con esa sonrisa que Ella odiaba porque significaba que sentía pena, había ocurrido algo, lo supo, pero no sabía si quería enterarse cuál había sido la causa de que tuvieran que verla de esa manera.
La voz de Fleamont Potter llamó su atención, lentamente soltó la mano de Sirius quien no quería dejarla ir, incluso algo en él le decía que había ocurrido algo, pero ninguno de los dos que estaban ahí habría esperado a que Jesabella reaccionara de la manera en que lo hizo.
El adorno en una de las esquinas explotó y luego el sonido de Ella desapareciendo, se habían quedado en silencio viendo al lugar donde la adolescente se encontró, estaba molesta, ni siquiera pasó por sus ojos la tristeza, no hubo otro sentimiento más que odio, molestia y venganza, porque eso era lo que sentía Jesabella hacia su hermano.
Eleazar Barker había cavado su propia tumba, él lo sabía y aun así sonrió mientras movía una copa entre sus manos imaginando la reacción de su hermana menor al enterarse que había matado a sus tíos y prima.
