iii. v

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You are not alone, love.


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— Eso no tiene sentido. —musitó sin siquiera mirar a la persona que había dado la idea de que Holland probablemente habría decidido escalar para ocultarse, no tenía sentido, de verdad que no lo tenía porque su hermana ya estaba oculta en un lugar que ni siquiera ella conocía.

Absolutamente nadie sabía el paradero del hogar que Holland y su novio eligieron, de hecho, la idea de que se ocultaran lo mejor que podían fue idea de Ella, cuando se enteró de que Holland se iría de casa junto a Sanders, aquel hijo de muggles, la de cabellos castaños le dejó muy claro que lo mejor era que buscara un lugar donde nadie la conociera, las pocas veces que las hermanas se reunían ella le decía que el su hogar estaba seguro.

En definitiva, nadie podría decir que decidió huir otra vez, la posibilidad de que lo hiciera no era ni siquiera una elevada.

— Piénsalo. —comenzó a decir uno de los que pertenecían a la orden a quien ni siquiera lo reconocía— Sabíamos que huyó sin decirle a nadie más que a ti, ahora mismo te tienen vigilada así que no sería prudente decírtelo.

Claro, Jesabella había olvidado como Sirius había informado que algunos mortífagos la tenían en la mira por orden de su propio hermano, Eleazar no se la estaba poniendo fácil, cualquier movimiento que hiciera corría el riesgo de que ellos lo supieran.

— Ella no haría eso. —negó mientras se levantaba de la silla donde estaba y salía del recinto dando un portazo.

Sirius Black imitó sus acciones a excepción del portazo y salió del lugar donde la orden tenía sus reuniones, él pudo verla caminar entre las personas, dejando ver qué ni siquiera las advertencias que él le dio le importaban, ella lo sacaba de sus casillas pero aun así corrió hacia donde estaba y la tomó de la mano, aquella acción de tener el contacto más mínimo lo había sentirse tranquilo, ella estaba ahí con él, sabía que Jesabella era lo suficientemente capaz de defenderse sola, pero él quería mostrarle que podía cuidar de ella, que podía protegerla.

— ¿No piensas decir nada? —preguntó a la vez que se adentraban en un callejón y ambos desaparecían, el viento los golpeó ambos al aparecer en los alrededores de dónde se encontraba su hogar.

— ¿Servirá de algo? —dijo de la misma manera el de cabellos oscuros— Se lo que estás pensando y la respuesta es no te atrevas.

— No pensé en nada.

— Entonces la idea de que tú hermano tiene algo que ver con esto no cruzó por tu cabeza, ¿cierto? —Ella guardó silencio y Sirius suspiró deteniéndose a pocos pasos de la entrada de su casa— Lo que sea que pienses hacer es estúpido.

— No pienso hacer nada... Aún.

— Jesabella. —la mencionada lo miró. De la boca de Sirius el nombre completo de la fémina era algo extraño, le daba un mal sabor de boca a ambos, quizás por la costumbre de acortar el nombre o de usar algún apodo cariñoso, simplemente el nombre Jesabella, no era algo que él dijera y menos con ese tono de voz de advertencia.

— Es mi hermana, Sirius.

— Lo sé, pero no puedo dejar que te pongas en riesgo, no así y ella tampoco lo querría. —susurró mientras su mano se alzaba para acariciar su mejilla con suavidad, la idea de verla herida le causaba náuseas.

— Sabes que tengo que hacerlo, si él...

— Entonces iré contigo.

Las manos de Ella entonces se aferraron a las que Sirius tenía en su rostro, se aferró a ellas como si su vida dependiera de eso, quiso negarse a qué él se involucrara más de lo que ya estaba, tenía miedo de que solo con estar ahí cerca pudiera ponerlo en peligro, quería mostrarle lo importante que era él y porque de mantenerlo en las sombras.

Jesabella no podía perder a las personas que le habían mostrado que al final del túnel si había una luz y para ella los merodeadores se convirtieron en esa luz que ni siquiera sabía estaba buscando con tanta desesperación, quería conservarlos, así como la primera vez que pudo reír a carcajadas con ellos, tan despreocupada y libre.

La cabeza de Ella se giró un poco para depositar un suave beso en la mano de Black, uno que provocó miles de sensaciones en quien lo recibió, el de cabellos azabaches sonrió y se inclinó para besarla, no existía nada más aterrador que pensar que podrían perder al otro y en esa muestra de afecto querían demostrarlo.

Las manos de Sirius entonces fueron bajando de las mejillas de Ella, pero el tacto mientras recorría el camino hasta su cadera seguía siendo igual de delicado, como si ejercer presión fuera a romperla o lastimarla y ella lo percibió cuando al llegar al lugar que quería la acercó con cuidado, cortando aún más el espacio, era como si sus cuerpos pidieran sentir al otro y ellos no iban a negarles aquel pedido.

Lo que había empezado con un inocente beso se convirtió en uno más pasional, las manos de ambos se encargaron de recorrer cada centímetro del cuerpo del otro a medida que las prendas de ropa iban siendo desechadas en el piso de la casa, nada importaba en ese momento, las caricias y besos que Sirius le dio causaron que Ella no pudiera pensar en nada más que las sensaciones que sentía, que él le hacía sentir.

Los gemidos y jadeos irrumpieron en el silencio de la habitación que era iluminada por los últimos rayos de sol, dejando que Sirius pudiera apreciar desde una nueva luz a la mujer por la que estaría dispuesto a enfrentar hasta la misma muerte, sus mejillas estaban sonrojadas, sus labios con esa tonalidad rojiza que siempre quedaba luego de que estuviera besándola, ante los ojos de Black no había nada más perfecto que ella, su mano acaricio el muslo desnudo que se enroscaba en su cadera antes de volver a capturar aquellos labios entre los suyos para silenciar un gemido.

— No estás sola, amor. —susurró Sirius en el oído de Ella una vez que su respiración se fue regulando— Jamás estarás sola.

Flicker ➳ Marauders EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora