Capitolo 62

184 32 10
                                    

Fue entonces que me percaté de que una lágrima había escapado de mis ojos y había llegado hasta mis labios. Estaba llorando, de nuevo.

Allí estaba, y no era un sueño, una ilusión o una cruel jugarreta de mi mente. Entonces capté que colgando del edificio había un enorme cartel que decía "Nessuna fuga di nuovo" con grandes letras azules. No sabía qué decía, jamás había aprendido italiano, pero cualquiera que fuera el mensaje me impedía moverme. Quería permanecer allí, observándolo.

Hice una comparación y mi exposición salió perdiendo. Jeno era hermoso en todos sentidos; su voz, su rostro, su cuerpo incluso si usara el atuendo más ridículo del planeta. De pronto, un pensamiento me cruzó por la mente. ¿Existía la posibilidad de que él me quisiera a mí? ¿Tan solo a mí? Tenía que haber una razón por la que en este momento estuviera allí, cantándome esas hermosas palabras que me llenaban el alma, pero, ¿todo ello era verdad? Y si lo era, ¿acaso no seguiría siendo malo? El recuerdo desgarrador que aún no me abandonaba era aquel en el que veía los ojos hinchados y rojos de Jaemin, la tristeza en su rostro y la radiografía de su alma hecha pedazos. ¿Podía llegar a ser tan cínico como para terminar de arrebatarle lo que más amó?

Miré de nuevo a Jeno y otra lágrima corrió por mi mejilla. Ni siquiera yo mismo me entendía; si él me quería y yo lo amaba más que a mi vida misma, ¿cómo podíamos estar juntos? ¿El dolor de Jaemin era el precio a pagar? Me lastimaba querer hacerlo para estar con Jeno. No podía ser tan egoísta, ¿o sí? Era verdad que había pasado el tiempo, pero aunque para mí fuera eterno, en realidad no había sido tanto como lo había sentido. En dos meses nadie sana una herida, y mucho menos si es tan profunda como la que yo había provocado. ¿Es que nunca podría llegar a estar con Jeno? ¿Ser feliz con él? ¿Tenía que conocerlo? Pero tampoco podía ignorar todo este amor que me quemaba por dentro, me hacía hervir la sangre y que ya hasta dudaba me cupiera en el corazón o en el cuerpo entero.

Sentí a Chenle a mi lado.

—Dile que no es demasiado tarde— me susurró y la gente volvió a mí alrededor, volví a la realidad que me asfixiaba. Di una rápida mirada a Chenle y luego la volví a Jeno. El murmullo de la gente me hizo perder las voces en mi cabeza a la par que la de Jeno continuaba metiéndose por mis oídos y llegaba a mi corazón. El suspiro angustiado que solté se hizo visible al empañar el cristal de la ventana. ¿Por qué tenía que pensar tanto las cosas? ¿Volver a escapar sería muy cobarde?

La música paró y junto a ella mi corazón estrepitosamente colapsó en nuevos latidos. Jeno miró hacia mí y, aún a tal distancia, pude sentirme abrigado en el calor de su mirada.

—¿A qué esperas?— me instó Chenle, pero ni siquiera yo lo sabía.

Jeno no se movía, pero el par de músicos detrás de él comenzaron a retirarse, haciendo que la escena pareciera viva. Era hora de aclarar las cosas con él y conmigo mismo también.

Comencé a mover los pies hacia atrás y despegué las manos del cristal, dejando la huella de mis palmas. Jeno notó mi movimiento y, en cuanto me di la vuelta, dió un salto hacia atrás y se echó a correr. No supe qué más hizo, porque caminé hasta las escaleras y bajé a grandes zancadas medio desequilibradas hasta la planta baja. ¿Qué iba a decirle? Mi cabeza era un completo caos mientras miraba hacia mis pies al caminar, tratando de encontrar la respuesta correcta a todo este dilema.

Justo cuando iba a salir por la puerta, donde la luz taciturna del sol escaso ya comenzaba a alumbrar, un brazo me cerró el paso. El pecho agitado de Jeno se movía de arriba a abajo bajo su camiseta negra y su respiración irregular me movía los cabellos de tan cerca que estábamos. Tenerlo así después de tanto tiempo hizo que me debilitara por completo, pero me obligué a sacar fuerzas de dónde no las tenía para mantenerme de pie, aún cuando mi corazón estallara contra mi pecho.

—No escapes de nuevo— musitó entrecortadamente. Su aliento me estremeció el alma.

—¿Qué?

—Es lo que dice el cartel— hizo ademán para señalar el enorme eslogan que caía del edificio continuo mientras esbozaba una tenue sonrisa—. No vuelvas a escapar, Renjun. Si lo haces, no voy a parar de perseguirte.

—¿Qué estás haciendo aquí?— pregunté aún incrédulo de que estuviera allí hablándome.

—Ya te lo dije, no voy a descansar si sigues escapando de esa manera, ¿es que no lo ves?— me tomó de las muñecas y la piel ardió con su tacto, como cada vez que me tocaba—. No eres fácil de olvidar, te he buscado como un loco por cielo, mar y tierra.

—Dos meses, Jeno—musité con apenas un hilo de voz—. Dos meses han pasado. Si has estado buscándome, ¿por qué tardaste tanto?

—Tampoco eres fácil de encontrar— su mirada se angustió—. Corrí a por mis maletas en cuanto te fuiste de Venecia, Renjun. Esa misma noche tomé un vuelo a un país cercano, pensando que tú estarías allí.

—¿A qué país?

—Egipto.

—¿Qué?

—¿Recuerdas cuando me dijiste que escaparías a ese lugar? Dijiste que era lo suficientemente lejano para huir de tus problemas— su voz comenzó a agitarse—. Estuve buscándote por más de un mes en cada rincón de Egipto, Renjun.

—Pero sabías muy bien que volvería a Corea. Tú lo oíste de mis propios labios— no sabía si sus palabras eran sólo un pretexto para excusar el tiempo, no sabía si era verdad tampoco, pero me costaba trabajo aceptar que estaba allí y me quería después de lo que le había oído decir a Yeji.

—¿Y quién me aseguraba que es verdad?— cuestionó sin soltarme las manos—. A lo mejor sabías que yo te buscaría a donde quiera que fueras y decidiste mentir para que no pudiera encontrarte.

—¿Mentir?— la voz me tembló y las lágrimas comenzaron a salir, finas y cálidas recorriendo mis mejillas—. Jeno, mentir era lo que menos llegaría a hacer en un momento como ese.

—¿Ah, sí?— me miró incrédulo y sarcástico— ¿Y esa vez que me dijiste que no me amabas?— enterró su mirada en mí y el corazón se me colapsó—. ¿Fue mentira o fue verdad?

~✨~

Al final para que no se hiciese tan largo he dividido los dos capítulos que faltaban en 3, así que ahora sí, QUEDAN DOS CAPÍTULOS Y EL EPÍLOGO PARA TERMINAR ESTA HISTORIA 🥴🥴

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Where stories live. Discover now