Capitolo 16

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¿Quién eres?— pregunté. Su rostro me era conocido, sin embargo, también me parecía una persona extraña.

— Tu otro yo— me dijo.

Me solté a reír.

— Sí, claro. No puedes ser mi 'otro yo'; ¡yo no me pondría jamás esos zapatos! Yo no soy para nada elegante— señalé sus pies.

— Sí, bueno; pero resulta que yo hago cosas que tu normalmente no harías. Como por ejemplo, aceptar que me gusta Jeno.

— ¿JENO?— vociferé echándome hacía atrás.

— ¿Lo ves?— dijo de lo más tranquilo— Tú no lo aceptas, yo sí.

— Jeno no me gusta, ¿estás loco? ¡Es el novio de Jaemin!

— Deja la histeria que sabes que tengo razón.

— Demente— farfullé.

— Bueno, ¿y qué si no fuera novio de Jaemin? ¿Aceptarías que te gusta?

— No.

Él rió y su risa burlona me incomodó.

— Claro, porque si no fuera novio de Jaemin, quizás no lo hubieras conocido— pensó.

— No me gusta Jeno— dije tajante.

— Repítelo hasta que tú mismo te lo creas, porque a mí no me engañas— me sonrió.

— ¡Guarda silencio!

— ¿Por qué? Nadie puede oírnos, sólo estamos tú y yo. Si aceptas que Jeno te gusta dejaré de molestarte.

— No— me crucé de brazos.

— Como quieras— se encogió de hombros—. A fin de cuentas para eso estoy yo.

— No sé de quién seas la otra parte, porque de mí no.

— Como digas— manoteó, restándole importancia a mi comentario—. Pero ten en cuenta que yo sí acepto que Jeno me gusta, y no olvides que sí soy parte de ti.

El sudor me perlaba el rostro cuando me desperté jadeante entre las sábanas. Eso sí que había sido una pesadilla. Un extraño y loco sueño, nada más. Miré el reloj, eran las ocho de la mañana. Recordé los planes que tenía con Mark y salí disparado de la cama para bañarme y vestirme.

Salí a buscar a Mark pasadas de las nueve treinta y, como siempre, esa bonita sonrisa en su rostro de ángel me alegró la mañana.

— Hola— me saludó.

— Hola.

— ¿Listo para irnos?

— Claro.

Enredé mi brazo al suyo y nos encaminamos a su Mustang antiguo color negro. Me abrió la puerta y luego puso el auto en marcha. El motor rugió bajó nosotros y las llantas comenzaron a rodar.

— ¿Por qué ayer hablabas tan bajito? ¿Quién no querías que te oyera?— me preguntó.

Solté una delicada risita tonta, y sentí que enrojecí un poco.

— Jaemin y Jeno.

— ¿Por qué? Déjame adivinar, las especulaciones de Jaemin— rió.

— Eemm... sí, eso.

Me miró. No parecía muy convencido debido a mí vacilar a la hora de responder.

Llegamos a la plaza de San Marcos y bajamos a caminar. Saqué un par de fotografías de cada monumento mientras que la gente andaba de aquí para allá bajo el tenue y apenas visible sol de la ciudad de Venecia.

— Mark— musité.

— Dime.

— ¿Te ha gustado alguna vez alguien... prohibido?— me miré los pies al caminar, entre tanto que esperaba la respuesta de Mark.

— ¿Prohibido?

— Sí, alguien que no te debe de gustar— vacilé.

— Mmm...— pensó—. A los cuatro años me enamoré de mi maestra— rió.

Me reí también.

— Es enserio, Mark.

— ¿De quién pudiste haberte enamorado, Renjun? ¿De un padre?

— Enamoramiento no, Mark. Y de un padre tampoco— lo fulminé con la mirada.

— Bueno, está bien. ¿En quién te pudiste haber fijado?

— Pues...

— ¿Jeno?

— ¿Qué?— se me bajó la sangre de la cabeza hasta los pies y sentí como si fuera a tocar el piso.

¿Cómo sabía? ¿Cómo pudo haber adivinado tan fácil? ¿Era yo tan obvio?

Miré a Mark, temeroso y con labios trémulos. Entonces me percaté de que Mark no me miraba a mí, sino que su mirada se posaba lejos, observando un punto fijo.

— ¿Es ese Jeno?— preguntó aún mirando a lo lejos.

Seguí el transcurso de su mirada y pude visualizar a unos tantos metros, entre la gente que pasaba de un lado para otro, un cuerpo que me quitaba el aliento. Caí en la cuenta de que mis pensamientos habían funcionado mal y que Mark no se refería a lo que yo había creído; sino que musitó el nombre de Jeno porque a lo lejos lo vió.

— Creo que sí— musité— ¿Qué hace aquí?— pregunté.

— A lo mejor salió a pasear como nosotros, hablémosle— sugirió.

Me tomó de la mano y me arrastró varios metros entre la gente hasta llegar hasta Jeno, parando justo detrás de su perfecta y bien trabajada espalda que no dejaba de lucir aún con la camisa que traía encima. Jeno parecía como si buscase a alguien ya que asomaba su cabeza sobre la de los demás.

— Jeno— musitó Mark haciendo que el interpelado pegara un brinco. Se giró a mirarnos y abrió los ojos como platos—. Perdón, no quería asustarte— dijo el bello ángel.

— No... no hay problema— tartamudeó. Luego pasó su mirada al entrelazado de dedos entre Mark y yo y su rostro dejó la expresión de nerviosismo para pasar a una con un ceño fruncido.

— ¿Estás con alguien? Porque se nos ocurrió que sería buena idea que anduvieras con nosotros, digo, si quieres— le propuso Mark.

— ¿Eh?— subió la mirada—. Ah, sí, claro.

— Bien— sonrió Mark—. Vayamos para allá— señaló hacia la izquierda—. Hay lugares que seguro te gustarán— me dijo.

Seguí a Mark, aún atado a su mano y ahora con Jeno a mi lado. El corazón cantaba emocionado y palpitaba extraño, con alguna clase de latidos que yo desconocía y que, sin embargo, me llenaban de placer.

—Qué casualidad haberte encontrado, Jeno— musitó Mark.

— Ah, sí, vine porque...— se quedó en silencio de nuevo, repentinamente nervioso— porque... quería... salir un rato— dijo.

— Nosotros igual, además así Renjun puede aprovechar para sacar estupendas fotografías, ¿verdad?— me sonrió.

Le devolví la sonrisa, pues la voz se me había ido y sólo podía escuchar los escandalosos latidos de mi corazón producidos por el perfume tan varonil que Jeno desprendía en cada paso que daba.

— Por cierto, Renjun, no entiendo aún qué querías decirme— me dijo Mark—. No contestaste mi pregunta.

— ¿Qué pregunta?— dije con voz medio baja.

— ¿En quién te fijaste y por qué dices que es prohibido?— inquirió.







QUEDA UNA SEMANA Y MEDIA PARA MIS VACACIONES DE NAVIDAD Y YA QUIERO NO HACER NADA DURANTE TODO EL DÍA SIN REMORDIMIENTOS😭

Anyways, disfrutad del capítulo de hoy y bebed agüita💖

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora