Capitolo 29

257 50 11
                                    

Al otro lado de la puerta me esperaba Jeno sonriendo con lucidez, lo que provocó que los latidos de mi corazón golpearan con impetud contra mi pecho.

Su presencia me hizo mirar de nuevo el reloj. ¿No era muy temprano para que él estuviera allí? A lo mejor era una ilusión de mi mente y me lo estaba imaginando parado allí. Lucía tan radiante pero... siempre lucía así.

— ¿Qué haces tan temprano aquí?— pregunté dejándole pasar.

— Bueno, vine a invitarte a un lugar— dijo sin quitar aquella encantadora sonrisa.

— ¿A mí? ¿A qué lugar?— mi corazón se emocionó y no pudo evitar brincar contra mi pecho.

— Es una sorpresa. Vamos— me tomó de la mano y al instante la piel ardió por un fuego que sólo su tacto ocasionaba.

— Pero...

— Es como una forma de decir 'lo siento' por lo del otro día— musitó. Se fijó en la cámara en la otra mano y se apresuró a decir— Sería un lindo lugar para tomar fotos— me ánimo, sabiendo que no me negaría jamás a una oportunidad para capturar lugares maravillosos con mi cámara; pero más que nada, aceptaría porque sencillamente era él quien me invitaba.

— Está bien, aunque te dije que lo de nuestra pequeña discusión ya estaba perdonado a pesar de que no tenías por qué disculparte— admití.

— Da igual, vamos.

Soltó mi mano para darme oportunidad de tomar una chaqueta y mi estuche donde guardar mi cámara, para así salir del departamento hasta su ya conocida camioneta Hybrid.

— Te va a encantar—me dijo mientras conducía por las calles de Venecia, maniobrando con el volante.

Le miré y me sonrió, suspiré.

— ¿Qué?— me preguntó visiblemente sonrojado.

No dije nada, saqué mi cámara y le tomé una foto a su perfil, una perfecta pose de modelo de revista, aunque no se esforzara en lo más mínimo para hacerla.

— ¡Oye!— rió cohibido— Si vas a hacer eso, avísame— bromeó.

— No hace falta, te des o no cuenta, sales muy bien— admití con una extraña necesidad de pelear por él contra... mi mejor amigo.

— Gracias— desvió la mirada, y lo conocía lo suficiente como para saber que lo hacía porque se sonrojaba.

Aquello me encantaba y me fascinaba. Él sonrojándose por mí.

[...]

Luego de fantasear en mi cabeza por un rato, que para mí fue pequeño, sentí que estacionó el auto y miré a través de la ventanilla. No veía nada fuera de lo normal: calles, canales y gente transitando por ellos.

No supe cuándo se bajó pero de pronto su figura ya estaba fuera del auto, al lado de mi puerta para abrirla y ayudarme a bajar.

— Gracias— le sonreí pese a no saber aún dónde estaba ni a dónde me llevaría.

Oí cuando cerró la puerta, entre tanto que yo buscaba y rebuscaba algún lugar especial al que pudo hacer referencia Jeno. Sin embargo, no había nada.

Manual de lo prohibido   {Norenmin}Where stories live. Discover now