11. Aliviador.

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Ginebra

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Ginebra. 

—¿Te sientes bien Hija? 

Solté un gemido de dolor como respuesta, acurrucándome entre las frazadas y edredón, logrando que aquello fuera una manera de protegerme de algo que era imposible en ese minuto. El frío, mi mal humor y la tortura en el abdomen bajo, lograban que fuera mucho peor.

 —Te traje un poco de té de hierbas —oí decir bajo mi refugio de mantas—. Tal vez con esto mejores un poco. Sé que es horrible lo que estás sintiendo, pasé por eso. 

Quité las frazadas para observarla y sentarme con una mueca de dolor. Mi espalda estaba encorvada, tratando de encontrar una posición adecuada para que se me fuera aquel malestar que me estaban matando como mujer. Odiaba sentir eso cada mes, era una jodida forma de decirme que no estaba embarazada o que debería estar feliz cuando no era así para mí. 

Tomé del tazón que mi madre tenía en sus manos, bebí un sorbo y solté un suspiro agotado. 

—Me duele como el infierno.

Mamá sonrió mientras sobaba de mi espalda cuando se sentó a mi lado. 

—¿Tus pastillas no hacen efecto?

—Ojalá funcionaran. 

—Tal vez tengamos que cambiar pastillas anticonceptivas —sugirió mientras yo continuaba tomando a sorbos el té de hierbas, sintiendo como lo calientito me ayudaba un poco—. ¿Quieres que te pida una hora con ginecólogo? 

Hice una mueca. 

Odiaba ir al ginecólogo o cualquier consulta médica. 

—Está bien, si eso me ayuda... 

Le entregué mi tazón de vuelta para volver a recostarme y quedar de espaldas, mirando el techo blanco y pensando en algún otro método efectivo para quitar esas molestias de cada mes. 

Tal vez quitándome el útero...

—Ayer llegaste más temprano de lo normal. Creí que tenías ese taller de narración, siempre llegas un poco más tarde —comentó—. Recuerdo que fue Harry quien habló sobre eso en el viaje —me dio una sonrisa observándome con una segunda intención. 

Di un resoplido. 

No quería hablar sobre mi perdida de dignidad, en donde Harry me había utilizado y yo me había dado ideas equivocadas. Por eso, tampoco había deseado quedarme en su taller que era después de clases. No quería ver el rostro del chico del cual me estaba gustando más de lo normal. Además, Gus no estaba en ese momento, por lo que no podía hacerme compañía en el rato libre que teníamos al terminar las clases para ir a nuestros talleres. 

—¿Él te gusta? 

Observé a mamá perpleja. 

—¿Gustarme? ¿Harry? —reí nerviosa. 

GAME OVER [H.S]Where stories live. Discover now