GAME OVER [H.S]

13. Viñedo Styles.

Harry.

El viñedo de mi familia era grande, siendo catalogado por uno de los mejores vinos de la zona. Y, al ser de ese modo, muchas personas nos reconocían por solo mencionar nuestro apellido. Sin embargo, también habían personas que no nos conocían y solo se dejaban llevar por el sabor, sin preocuparse de la procedencia y de lo que tomaban cada día. Gran ejemplo de esto, era la familia de Marcos, ya que muchas veces, había regalado a través de él nuestros vinos. Por eso, había tomado la decisión de llevarlos a visitar nuestra ''granja'', en donde mis padres los esperaban con las mejores degustaciones.

No sabía si era una buena opción, pero me había visto ansioso al haber sido invitado acampar.

—¿Gemma está ahí? —oí la pregunta de Marcos cuando ajusté el espejo retrovisor, verificando que el auto de atrás nos siguiese—. Hace mucho tiempo que no la veo. Supongo que tu sobrina debe estar muy grande —comentó.

Asentí con una sonrisa.

—Gemma está en el lugar. Sabe que ustedes irán.

Mis dedos comenzaron a golpetear el volante con ritmo cuando comenzó a sonar una canción en el radio, llevándome a repetir algunas frases mientras seguía conduciendo por la carretera.

—Es una buena chica —volvió a comentar.

Lo miré de reojo.

—¿Estás tratando de decirme que te gusta mi hermana?

—Bueno, tampoco es como si dijese que estoy enamorado de ella.

—Mhm... ¿Te gusta?

Soltó una risa.

—¿Te molesta? —preguntó—. Creo que no estás en derecho a reclamarme algo Harry.

—¿De qué estás hablando?

Marcos soltó un resoplido.

—No me hagas repetir esta conversación.

—Ginebra y yo no tenemos nada.

—Porque lo he impedido.

Odiaba tener que hablar de esto de nuevo.

Marcos llevaba impidiendo que hablara con Ginebra desde que la había conocido, lo que me parecía completamente ridículo, sobre todo cuando mencionó sutilmente mi orientación sexual, llevándome una gran decepción al oír por parte de Gin lo que había dicho Marcos.

—Ginebra está enamorada de ti —dijo.

¿Realmente era su hermano?

Si fuera Gemma, no diría ninguna palabra por privacidad.

—Lo sé.

Encogí mis hombros.

—Claro... —entornó sus ojos—. Gin nunca se queda callada.