Capítulo 57

2.3K 341 80
                                    

Abrió los ojos con dificultad, le dolía la cabeza y sentía los ojos hinchados. Se removió en su  sitio hasta que notó la mano de Amelia en su cintura y sus cabellos rozando su espalda, cerró los ojos, si aquello era un sueño no quería despertar, no quería salir de aquel instante, quería vivir ahí. Luisita deseó que el tiempo se ralentizara,  quedarse retenida en sus brazos, ser la rehén de aquel cuerpo que la estrechaba para calmarla, deseó aquel silencio acallado por sus rizos favoritos, deseó despertar así cada día.

- Buenos días. - Susurró Amelia en su oído. 

Luisita no pudo evitar estremecerse, ansiaba tanto darse la vuelta y besarla.

- ¿Estás bien? - Preguntó tras el leve temblor de la rubia.

- Sí, es que tengo frío. - Se excusó.

Amelia acercó más su cuerpo al de ella para calentarla con su propio calor, lo que ella no sabía es que Luisita no temblaba de frío si no de ganas. Cerró los ojos, dejó que toda su piel se embriagara con la de Amelia, se permitió un momento de calma antes de levantarse y volver al mundo real.

Antes de regresar a la realidad, Amelia le dio un pequeño beso en el cuello y un palmada en el culo que provocó una carcajada en la rubia. Era curioso como cuando se dejaban ser la una con la otra todo parecía volver a estar en orden.

- ¡Va! Que tenemos buffet libre en el desayuno. - Dijo Amelia mientras se sentaba en el borde de la cama.

- No me puedo creer que con lo cutre que es este hostal tengan buffet.

- Quien dice buffet dice café y tostadas. - Ambas rieron ante el comentario de la morena.

- ¿Y Ciriaco? - Preguntó Luisita girándose para verle.

- Sigue dormido.

Ciriaco dormía profundamente en la cama supletoria.

- ¡Pobre! Ayer fue un día muy intenso para él.

- Si lo fue para nosotras, imagínate para él. - Hizo una pausa para volver la mirada a él. - Le dejamos dormir ¿no? - Comentó Amelia.

- Será lo mejor, tiene que recuperar fuerzas que hoy también va a ser intenso.

- Pues entonces vuelvo a la cama. - Anunció Amelia metiéndose, de nuevo, entre las sábanas junto a Luisita que no había llegado a salir.

- ¿Puedo... - dudó - ...abrazarte? - Preguntó.

Por un instante, Luisita creyó que le iba a pedir permiso para besarla como en otras tantas ocasiones. Cuanto lo echaba de menos...

No respondió, fue ella quien fue en busca de ese abrazo.

- ¿Qué le dijiste a Ciriaco para que te cambiara la cama? 

- Yo nada, fue él quien me lo pidió. 

- ¿Él? - Contestó extrañada.

- Sí, te escuchó... - Titubeó un instante. - ...llorar, bueno, te escuchamos los dos. - Acabó reconociendo. - Al ver que no se te pasaba, se levantó y me dijo que fuera contigo, que tenía que abrazarte porque estabas llorando y que cuando él llora le calman tus abrazos pero que sus brazos eran muy pequeños y no te podía abrazar igual que yo.

- ¿En serio te dijo eso? - Luisita tenía los ojos vidriosos.

- Sí, poco a poco va comprendiendo las emociones, de una manera muy lógica pero las vas entendiendo.

KintsugiHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin