Capítulo 110

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- Ahora has dejado el listón muy alto. - Comentó  Luisita cuando apenas acababan de montar en el coche.

- ¿Qué listón? 

- Pues es el de la segunda cita que obviamente corre a mi cargo.

- ¿Me vas a preparar una segunda cita? - Dijo emocionada.

- Una cita para las dos, que aquí disfrutamos ambas.

- Por supuesto, de eso no hay duda. - Sonrió.

Luisita miró a la carretera que estaba vacía y muy poco iluminada.

- Se ha hecho tardísimo. - Pensó en voz alta sin apartar la mirada del camino.

- Como te empeñaste en hacerlo otra vez pues claro... 

- ¡Hombre! Amelia, había que aprovechar que no siempre estamos en un descampado con todas las estrellas y tú tan arrebatadora. - La morena soltó una carcajada.

- ¡Qué morro tienes!

- A ver, que es verdad que tú siempre estás arrebatadora pero no sé...

- Luisi... - la interrumpió. - ...no me tienes que dar explicaciones de porqué quieres que hagamos el amor, a mi me parece maravilloso.

- Pues entonces de qué te quejas.

- Solo te estaba picando, es que te picas con una facilidad - Rio.

Tras la carcajada de Amelia, un coche con las luces largas apareció en una de las curvas, provocando que Luisita cerrase los  ojos cegada por la luz, en aquel instante, sintió un fuerte golpe en el pecho, su garganta pareció cerrarse impidiendo el paso de cualquier gota de aire por muy poca que fuese, aspiró con fuerza, intentando retener todo el aire posible pero no pudo, su ritmo cardíaco se aceleró de forma abrupta y su cuerpo empezó a temblar.

- Pa... ra.. - Logró pronuncia con dificultad.

Amelia,  se giró para observarla y vio en su rostro un gesto de pánico.

-¡Luisita! - Exclamó preocupada.

- Pa... ra...- Volvió a decir entre bocanadas de aire. 

Su corazón latía demasiado rápido, solo era capaz de escuchar sus latidos con reverberación mientras iba perdiendo la visión.

- Amelia... - Suplicó.

No dudó, paró en el andén, se acercó a ella pero Luisita la rechazó y en cuanto comprendió que había parado, salió del coche corriendo. Amelia nerviosa salió tras ella a través de la oscuridad.

- ¡Luisi, para! - Gritó varias veces pero la rubia seguía corriendo despavorida, queriendo huir de algo. Solo el sonido de los pasos de Luisita se escuchaban en aquel desamparado lugar.

- Luisita, para, por favor - Insistió hasta que el silencio lo invadió todo.

- ¿Luisi? - La llamó otras tantas veces, encendió la linterna del móvil y comenzó a rastrear el lugar en busca de su novia. Estaba aterrada, aquel repentino ataque de Luisita le había descolocado y el no encontrarla le estaba volviendo loca.

- ¡Luisita! - Gritó desesperada pero nadie respondió. Intentó mantener la calma, no tenía porqué haberle pasado nada, se habría parado  a descansar, sus piernas agotadas le habrían hecho parar pensó una y otra vez.

Siguió caminando sin saber muy bien qué hacer,  dudó en si llamar a la policía y cuando estaba a punto de hacerlo escuchó un ligero llanto.

- ¿Luisita? - Susurró con miedo a asustarla.

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