I

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En el momento que la puerta del estudio se cerró de un portazo, el interior de Jungkook se estremeció junto con los espejos en las murallas; y eso, sumado al frío del lugar, lo hizo caer en cuenta de su error.

La había liado en grande.

Él dijo, Jimin dijo y todo se fue rápido al carajo.

Apagó la música del estéreo en el rincón de la habitación, el ruido de pronto molesto no le dejaba tener perspectiva y sin su mayor allí era obvio que ya no iba a seguir ensayando. Todo carecía de sentido, un día muy pesado con ensayos exhaustivos tras su espalda, el deseo compartido de quedarse un poco de tiempo extra para dar todo de sí y la frustración de los últimos meses que lo maldijo todo.

La pelea que acababa de tener con Jimin carecía de sentido y es que como siempre, Jungkook había estado molesto consigo mismo, y canalizado esa rabia de mala manera.

La marcada línea V de Jimin estaba reclamando toda su atención mientras que bailaban. Y sin nadie más alrededor, sin ninguna distracción, era difícil alejar la mirada.

Park Jimin era el chico más atrayente que Jungkook había conocido jamás. Un enigma total que le despertaba todo tipo de sensaciones desconcertantes. Una prueba para sus hormonas el mantenerse a su alrededor cada día.

Y es que Jungkook no tenía experiencia en las citas, no tenía experiencia en la vida misma. No estaba seguro de su sexualidad más allá de pensar que era heterosexual como se supone que debía ser. Había tenido un par de citas en la escuela secundaria y una chica a la que considerar su novia, si darle la mano en los recesos y besos de labios juntos cuando nadie los veía contaba como tal.

Pero esto, Jimin era otra cosa.

Baboso, esa era la palabra. Jungkook no quería admitirlo, mas él se volvía baboso cuando Jimin hacía alarde de su físico trabajado. Su lado razonal del cerebro le decía que el chico se esforzaba en destacar ese lado suyo para beneficio de la banda y su carrera. Que la realidad era otra donde el muchacho era más tierno que descarado. Que disfrutaba más de charlas sencillas que de coqueteos superfluos. Pero él no podía ayudarse a si mismo, teniendo pensamientos nada decorosos sobre su mayor.

—Haz perdido dos veces el paso —Jimin le hizo ver momentos atrás. —¿Qué sucede contigo hoy? Creí que dijiste que lo tenías.

Su tono no era de crítica, más bien un poco risueño. Solo que como Jungkook odiaba sentirse señalado, frunció el ceño usando el escudo clásico de quien es pillado con las manos en la masa.

—Lo tengo hyung, no intentes proyectarte en mí —respondió con enfado.

La cabeza de Jimin se ladeó sorprendido ante el tono de reproche.

—No tienes que estar a la defensiva, —dijo dando un paso hacia el chico frente a él. —solo era un comentario.

Jungkook retrocedió hasta dar con la muralla, en el segundo mal movimiento de la velada. Vio la mirada herida de Jimin, pero el daño ya estaba hecho. Y es que, si lo tocaba, él perdería la batalla y no había cosa que odiara más que quedar al descubierto.

Cuando Jeon era un pequeño, su temperamento comenzó a formarse competitivo; le gustaba ganarles a los demás niños, ser el primero en cada juego, quien se llevara los aplausos y miradas de admiración. Ahora, siendo ya un adolescente a pasos de su adultez, eso no había cambiado mucho y como suele suceder cuando uno se enfrenta a la vida con malas maneras, esta encuentra el modo de devolverte exactamente lo mismo.

—No sé porqué quisiste quedarte conmigo si ibas a estar así —explotó el mayor sacado de sus casillas. Se pasó una mano por el rostro, cansado y dolido más profundamente de lo que debería. —Dijiste que querías hacerlo bien, pero no quieres escuchar ninguna ayuda.

Jungkook llevó la vista al piso, avergonzado, sintiendo sus mejillas tornarse calientes.

—Yo...

—No digas nada. —El tono de Jimin fue tajante. Él hizo una pausa donde solo se podían escuchar sus aceleradas respiraciones. —Realmente no sé para qué me molesto, de todos los chicos el que menos me quiere alrededor eres tu.

La cabeza del menor se alzó de golpe, sintiendo esa declaración calarlo hondo.

—Hyung —dijo de manera incierta. —Es que eso no es cierto...

Los labios de Jimin temblaron haciendo un puchero.

—Claro que sí, soy con quien menos compartes y apenas pasas tiempo a solas a mi alrededor. —Él procedió a recoger su mochila con sus pertenencias y una toalla del aparador para secarse el sudor del cuello. —Puedo tolerarlo porque sé que eres tímido y todo esto es nuevo para ti, salvo que seas insolente. Recuerda que soy mayor que tú; nací antes que tú, he querido esto por más tiempo que tú.

En ningún momento se atrevió a mirar de nuevo a Jeon, aquel rostro inocente y ojos de cervatillo en su dirección no eran buenos para su corazón en un día normal, mucho menos si estaba ventilando una parte de su alma. Una que estaba dolida faltaba destacar.

—Jimin hyung —Jungkook no sabía qué decir. Estaba tomado por sorpresa y aunque la disculpa quería salir, su boca se negaba a cooperar. —Espera...

—Como sea —Jimin fue hacia la puerta ignorándolo. Él tomó el pomo de la puerta, el malestar dejándolo en olas y una emoción mucho más pesada de por medio. —Si no quieres mi ayuda, por mi está bien. No me importa, haz lo que quieras.

Y se fue sin más.

Dejando a Jungkook con una fuerte sensación de desosiego en las entrañas.  


YA ESTOY DE VUELTA, LEAN Y DISFRUTEN.

XOXO

Aquel beso bajo la lluviaWhere stories live. Discover now