III

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Jungkook absorbió a Jimin, cada cosa de él, cada punto, lo sujetó por la nuca con una firme mano. Mirándolo a los ojos en todo momento, no dejándolo alejar la mirada. El sudor bajaba por su sien, sus ojos resplandecían.

-Te amo -formuló en un tono profundo. De alguna manera solemne y autoritaria a la vez. -No sabes cuánto te amo, Minnie.

Aquella expresión contenía tanto, porque cualquiera que la haya dicho sabe que tiene un trasfondo mucho más pesado de como suena. Que significa que ni uno mismo entiende todo lo que siente por la otra persona, pero que la ama, la ama, la ama tanto que haría lo que fuera por ella y solo puede aspirar a transmitírselo con una mirada o un beso.

Jimin se aferró a Jungkook, besándolo, respirándolo. Reclamándolo.

Se corrió en un borrón demasiado corto, vergonzosamente rápido, haciéndolo sentir aturdido y cálido por todas partes. Sollozó sobrepasado por sus sentimientos y sensaciones. Y Jungkook cayó sobre él un segundo después con su rostro desarmado en lujuria apenas contenida en una sonrisa al fin saciada.

Mucho tiempo después, cuando sus respiraciones volvieron a tomar un ritmo constante y sus corazones dejaron de latir como si quisieran salirse de sus pechos, ellos se encontraron tendidos aun en los brazos del otro, entre la cama hecha un desastre y con fluidos corporales que atender; salvo que lo único que podían hacer era no dejar de besarse.

Pues la boca de Jimin tenía un beso escondido, allí justo bajo el puchero de su labio inferior, Jeon lo había descubierto años atrás y jamás había podido dejarlo pasar. Era tan bonito, hermoso como Park en si mismo.

Se besaron hasta el cansancio, incluso cuando la polla de Kook se volvió blanda y se deslizó fuera de Jimin. Incluso cuando Minnie comenzó a sentir los parpados pesados con el sopor post orgasmo. Pegajosos, sin sentido, besos llenos de ternura y amor, dejando atrás lo erótico poco a poco.

-Voy a prepararnos una ducha -indicó Jungkook arrastrando sus labios por la mandíbula de Jimin. Él nunca conseguía tener suficiente de su amante, y el hecho le encantaba y exasperaba a partes iguales. Lo hacía sentir codicioso, como el joven chiquillo que una vez había sido. Mio, mío, mío. Irracional y dominante, todo en Jimin era de él.

Su novio se desperezó, estirando los brazos sobre su cabeza, los músculos laxos, haciendo sonar sus vertebras.

-Dame algo caliente -Le dijo con una sonrisa que achinó sus ojos. -Ya sabes cómo me gusta.

Riendo para toda respuesta, Jeon se puso de pie de mala gana. Dejar solo a Minnie, aunque fuese solo por cinco segundos no le agradaba. Al menos no a su lado acaparador. Pero con el revolcón del momento concluido, había otros modos de estar sobre su pareja que podía llevar a cabo.

Desnudo salvo por la tinta negra en su cuerpo, pasó sobre la ropa regada en el piso. Fue hasta el baño y encendió el agua caliente en la ducha que de inmediato comenzó a llenar el cuarto con vapor. Acomodó dos toallas y un par de albornoces para después y volvió por Jimin, quien pasaba sus dedos por encima de su tatuaje sobre la costilla.

-¿Crees que aún queden ARMYS que piensen que es temporal? -dijo pensativo. Jungkook ladeó la cabeza, viendo a aquel cuerpo que lo volvía loco. Con tatuaje o sin él, Jimin era una obra digna de admirar, perdónenlo por distraerse tan fácilmente.

-Sabes que la gente deja pasar lo obvio -descartó con un encogimiento. Le tendió una mano a Park, quien la tomó sin dudarlo dejándose poner sobre sus pies. Frente a frente, Jeon lo rodeó por la cintura, colocando su brazo en aquel espacio delgado justo sobre su abultado trasero que parecía haber sido hecho para él. -Solo míranos a nosotros y la cantidad de personas que creen que somos como hermanitos.

Jimin se balanceó sobre sus talones para mirar a Kook a los ojos. El maldito chico había pasado su estatura hacía ya un tiempo y siempre sacaba provecho de ello.

-Somos muy buenos fingiendo, ¿no es así? -Se puso de puntillas para robar un pico de los labios de su novio, lo que fue con intención amorosa, se transformó en algo más espeso cuando Jungkook se hizo cargo del beso, indagando en su boca, con su lengua suave, impregnada de su sabor en él. Si no fuese porque ellos ya habían hecho lo mismo otras veces, Jimin hasta podría sonrojarse, pero no ahora. Estaban en un punto más allá de eso.

El brazo en su cintura se tensó, pegando sus caderas juntas nuevamente.

-También somos buenos en otras cosas -susurró Jeon apenas soltando sus labios. -Si me acompañas, te puedo dar otra probada de ello.

Aunque su gesto era pícaro, Jimin solo podía ver el rostro dulce de su maknae como el de un muchacho enamorado. Jungkook lo hacía sentir valioso, adorado. Como si todo en él fuese perfecto. Y es que quizás lo era. Al menos a los ojos del amor.

La sensación de luz en su interior se propagó otra pulgada como hacía cada día desde que ellos eran ellos.

Se vio arrastrado entre besos y toqueteos juguetones al cuarto de baño. El agua caliente, en el punto exacto a como le gustaba lo bañó llevándose los primeros espasmos del frio exterior. Y la imagen de Jungkook inclinándose hacia abajo para poder quedar más a su altura y permitir así que Jimin le lavara el cabello lo terminó de caldear por dentro.

El amor son las cosas pequeñas, los detalles y gestos que te demuestran que la otra persona te tiene en todo momento en sus pensamientos. No solo se trata de palabras o grandes obsequios.

El amor era esto... ellos cuidándose después de haberse compartido el uno con el otro.

Jungkook había dicho que lo amaba... sí, no había duda de eso. Pero, por parte de Jimin, este solo podía desear que hubiese una palabra aun más fuerte que te amo para poder expresar todo lo que sentía.


Aquel beso bajo la lluviaWhere stories live. Discover now