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P.D.V Jungkook

A ella le gusta Taehyung.

Creo que todos ahí sabían eso. De hecho, estoy bastante seguro de que, incluso Kim, era consciente. Fue ridículo verlos fingiendo que todo era amistoso.

Y resulta jodido no saber como manejar lo que ahora estoy sintiendo, lo que recordar sus miradas me causa. Podría explicar lo que pasó después, lo cerca que estuve de desaparecer la distancia. Que si cierro los ojos, pienso ser capaz de recrear el momento en el que su piel empezó a calentarse bajo mi toque. Y con pánico me doy cuenta de que no me hace falta cerrar los ojos, lo estoy recordando justo ahora.

Entonces, ella llegó.

Y debo agradecer que lo haya hecho, porque de no ser así estoy seguro de que hubiese acabado con el poco control que todavía tengo de mis acciones y terminaría asustándolo.

Asustándome a mí mismo para ser totalmente honesto.

Las hojas secas hacen ruido, alguien se acerca. Levanto la cabeza apenas y Taehyung me mira con la sorpresa clara en cada parte de su rostro. Siento que me sucede igual, me toma más de diez segundos alejar mis ojos de él y volver al frente, a la fuente de agua que ha dejado de caer hace... Hace no sé cuánto.

—Si vas a quedarte ahí parado —digo, y Dios, tengo que felicitarme por no permitir que mi voz denote el nerviosismo que me causa su presencia—, al menos no bloquees el sol, ¿quieres?

—¿Desde cuándo el sol te gusta?

No lo hace, por favor, Taehyung, quédate ahí.

Giro mi rostro a él para encontrar que me está mirando, o lo hacía. Ya no.

—¿Algo que decir, Kim?

De reojo veo como se acerca hasta dejarse caer en la misma banca que yo, es decir junto a mí, rasca su brazo derecho mientras piensa. Piensa demasiado y solo lo sé debido a su pierna balanceándose a un ritmo desordenado como suele suceder cuando tiene algo en mente.

—No planeaba verte aquí —susurra de forma lenta, un suspiro suave deja sus labios—. Todavía no tengo nada preparado, ¿sabes? Es solo que...

Guarda silencio de nuevo, me causa una explicable sensación de angustia. Puede que sea exagerado, estoy consciente de que la necesidad de saber que hay en su mente después de ese día, no tiene mucho sentido.

Parece que decidió callar.

—No eres del tipo que piensa cuando habla, Kim. —Me vuelvo hacia él y nuestras miradas chocan—. Solo termina lo que quieres decir.

Ladea la cabeza, su ceño se frunce lentamente hasta que:

—¿Estás tratando de molestarme? —pregunta analizando mis palabras—. ¿No pienso cuando hablo?

—Bingo. Fuiste bastante rápido captándolo está vez.

Cuando creo que va tirarme un insulto, Taehyung me sonríe de forma enorme. Es la misma sonrisa que suele mostrarle a Jimin, una rectangular. Me causa un hueco en el estómago, una aceleración en el corazón que, juraría, puedo escuchar en mis oídos. Lo que es totalmente ridículo.

Debería mirar a otro lado, alejarme de él ahora mismo.

—¡Sigues siendo el mismo! —levanta la voz. A la risita que suelta le siguen sus manos juntándose entre ellas con algo parecido al alivio. No entiendo a que se refiere, no hasta que continúa—: Mierda, estuve asustado de que después del viernes decidieras volverte un idiota conmigo. Más idiota.

—¿Puedes explicarme de que estás hablando?

—Ya sabes. —Se encoje de hombros como si fuese obvio. No lo es. Su expresión se vuelve pensativa—. Si no te gustó el lugar debiste decirlo. Pensé que te gustaría la comida japonesa, ¿no fue así?

The Truth Untold. [Kookv] Where stories live. Discover now