Capítulo 7

944 105 1
                                    

 El resto del día pareció pasar relativamente pacífico. Zee se había sentado para comer. Apenas habló durante el almuerzo, pero el silencio no fue tenso como de costumbre. Zee apenas dejó de pensar en toda la información que habían aprendido por la mañana. Su cabeza giraba de manera positiva con toda la información.

Se imaginaba cómo estaría tomando Saint las noticias.

Un pensamiento se plantó en su cerebro y se negó obstinadamente a dejarlo ir, Saint y él creando una vida juntos. Un niño pequeño, con el cabello castaño de Saint y sus ojos azules, sería difícil de resistir. A Zee no le importaría que su hijo fuera un niño o una niña. Siempre que él o ella fueran creados por el amor entre él y su compañero, sería un hombre feliz.

Zee sabía que su sueño nunca se haría realidad y trató de evitar ese pensamiento, pero este no se iba. Si no podía quitarse la idea, intentaría ahogarla con una película sin sentido. No le ayudó cuando Saint se le unió y terminó mirando más a Saint que a la película. Se alegró que Saint no le preguntara lo que pensaba. Cuando terminó, honestamente no podría haber dicho de qué iba la película.

Luke llegó a su casa por la tarde y todos se sentaron juntos a cenar tranquilamente. Una vez que hubieron terminado, se encerraron en el coche para ir al bosque donde la manada corría en la luna llena. Zee notó el gran número de automóviles que había en el estacionamiento. Había casi tres o cuatro veces más de los que usualmente había en su casa. Una vez que Luke aparcó, Zee y Saint salieron del coche y siguieron por un camino antes de girar en el bosque y andar durante cerca de diez minutos.

El claro al que llegaron era enorme y estaba lleno de gente a su alrededor. Luke los dejó y fue a reunirse con su Alfa.

Cinco minutos después de comenzar la reunión, Max dio la bienvenida a Zee y a Saint y a los otros tres Alfas que también estaban presentes. Entonces comenzaron con los casos propios de la manada.

Bienvenida a nuevos miembros, reconocimiento de apareamientos nuevos, y nacidos, oyeron las quejas y las preguntas y respondió a cada una de ellas. La reunión duró dos horas.

En el momento en que la reunión finalmente terminó, la luna estaba alta en el cielo y Zee se moría de ganas por correr. Cuando Max dio su bendición para que pudieran cambiar, Zee no se detuvo ni a pensar, simplemente se despojó de su camisa sobre su cabeza y buscó los botones de sus pantalones vaqueros.

No fue hasta que sintió la punta de un dedo rozándole la espalda y la respiración inhalada detrás de él, que registró lo que había hecho. Max se dio la vuelta rápidamente para hacer frente a Saint, pero por la mirada en el rostro del otro hombre, sabía que era demasiado tarde y lo había visto.

«¡Joder, joder, joder, joder!». Zee maldijo en silencio. Saint estaba de pie delante de él, con su mano todavía extendida y sus ojos y boca entreabiertos por la sorpresa.

—¿Qué? —parecía ser la única palabra que podía decir por su sorpresa.

—No es lo que piensas —Zee se encogió. Él sabía que era un error decirlo.

Saint pareció sacudir la cabeza tratando de reunir sus pensamientos.

Compañero Olvidado ( Libro 4 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora