CAPÍTULO DIECIOCHO

6.1K 698 80
                                    

Emma.


Al llegar a casa, de inmediato subo al baño para ducharme rápidamente y así escuchar lo que tiene que decir Apolo, no es que me importe lo que haya sentido por la tal Dafne, porque a mí no me gusta Apolo, es sólo mi curiosidad saliendo a saludar.

Ya, claro. Vamos fingir que te creemos.

Ignorando a mi conciencia, me baño y me coloco un pijama de short y suéter azul que me regaló mi padre dos meses antes de morir, peino mi cabello y voy a la sala donde Apolo se encuentra escribiendo algo en su teléfono.

—Solo por curiosidad —digo mientras me siento a su lado—. ¿Qué tanto escribes en tu teléfono?

—No seas chismosa, Emma —se ríe y sigue escribiendo. Me estiro un poco para ver y él deja de escribir, aleja su teléfono y coloca una mano en mi cara—. Anda para allá. ¿No sabes que es el espacio personal?

—¿Ahora usas mis palabras en mi contra? —le digo indignada y quito su mano de mi rostro—. Sólo quiero saber. ¿Qué tanto puedes hacer tú en ese teléfono?

—Te sorprendería —sonríe—. Estoy hablando con Jackson, ¿feliz?

¿Qué? Ya va, ¿qué?

—Espera, ve un poco más despacio —me mira con una ceja alzada y una sonrisa divertida—. No seas asqueroso, a todo le buscas el doble sentido.

—Yo no tengo la culpa de que digas cosas que me hacen pensar en esas otras cosas que no son las cosas que intentaste decir.

—¿Ah? —lo miro cómo estúpida porque no entendí su trabalenguas.

—Nada, Emma —rueda los ojos—. Olvídalo.

—Sí, mejor lo olvido —sacudo la cabeza—. Lo que te iba a decir es que, ¿Jackson mi amigo? ¿Jackson, el mismo Jackson de ahora?

—Sí, ese Jackson.

—¿Y que hablan Jackson y tú? —pregunto confundida.

—Cosas de hombres —se encoge de hombros.

—Tú no eres un hombre —señalo.

—¿Soy mujer entonces? —me mira mal—. Digo, no tengo nada en contra de las mujeres, pero desde hace siglos que sé que soy hombre, a menos que todo esté tiempo haya vivido engañado.

—No me refiero a eso, deja el drama —lo miro con el ceño fruncido—. Quiero decir que tú eres un dios. ¿Qué cosas podrías estar hablando tú con Jackson?

—Kat, tú eres una humana y yo hablo contigo —me sonríe—. Y no te voy a decir lo que estoy hablando con él.

—Dime, dime, dime, dime —lo fastidio.

—No, deja de joder —se levanta y me levanto con él.

—Dime, dime, dime, dime, dime —sigo.

—Eres cómo fastidiosa, te hubiese dejado sola en la playa —se vuelve a sentar—. Sólo me estaba contando lo que pasó con Dothy luego que ella fuera a su casa.

Lo miro incrédula.

—¡¿Y no ibas a contarme?! —chillo.

—No —dice como si nada—. Bien podrías preguntarle tú a Dothy, consigue tu propia información.

—Pero, no puedo contigo, la verdad —ruedo los ojos y me siento a su lado—. Mi teléfono se está cargando, dime.

—Bien —guarda el teléfono y me sonríe—. Te diré si me das algo a cambio.

APOLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora