Emma.
Lo veo acostarse en mi cama y lo imito yendo por el lado contrario, nos quedamos viendo el techo por unos segundos hasta que decido ir al punto.
—Apolo... —Quiero llorar, juro que quiero llorar porque se siente bien decirlo, pero también me da miedo salir lastimada—, te quiero.
—¿Qué? —Me mira con una pequeña sonrisa—. Perdón, no te escuché.
—Jódete. —Digo con el ceño fruncido y me acerca más a él, intento alejarme y de alguna manera termino debajo de él—. Me estás aplastando, bájate.
—No. —Pasea la nariz por mi cuello y siento como mi piel se eriza por su toque—. Tienes que decirlo de nuevo porque quiero estar seguro de haberlo escuchado.
—Dije que te quiero, ¿bien? —Solo se queda en silencio, siento su respiración en mi cuello y luego se quita de encima, se vuelve a acostar a mi lado y me mira—. ¿Qué?
—Es que eres muy bonita —sonríe y coloca su mano en mi mejilla—. No quiero que nadie te haga daño y me incluyo allí también, no quiero hacerte daño.
—¿Por qué tú me harías daño a mí? —Sé que va a decir algo sobre su padre, pero quiero escucharlo.
—Por lo que soy, Emma. —Cierra los ojos—. Soy hijo de Zeus y siento que en algún momento algo de él aparecerá en mí, después de todo vine de él, ¿no? —Se ríe un poco—. Es un poco tonto, pero tengo miedo de lastimarte. A veces no puedo controlar mi naturaleza.
—No tienes que hacerlo. —Susurro—. No debes ser otra persona por mí.
—Ay, Emma. —Me da una sonrisa falsa—. No me pidas algo así porque te vas a arrepentir. Hace menos de quince minutos te enojaste allá en la sala porque le dije a Elsah que eras mía, si dejara salir quien realmente soy, entonces tú de verdad me odiarías.
—No sé que decirte sobre eso, pero de algo estoy segura y es de que no eres como él y jamás lo serás, yo lo sé y Elsah también, deberías confiar más en ti mismo. —le sonrío—. Tú eres diferente y sé que puedes tener un equilibrio, yo de verdad voy a tratar de no ser tan dura contigo e intentaré entenderte y ayudarte en lo que pueda.
—Ya, deja de decir esas cosas que me dan ganas de besarte —sonríe—. Sí, quiero besarte, pero estamos aquí en tu cama y créeme que soy fuerte, pero no tanto.
—Te lo pierdes. —Le saco la lengua—. Ahora de verdad necesito que hables conmigo.
—¿De qué? —Suspira.
—Lo que sea. —Me siento acomodando mi espalda en las almohadas y él coloca su cabeza en mi estómago—. ¿No quieres contarme nada? Sabes muchas cosas de mí y yo casi no se nada de ti.
—Tal vez porque mis historias no son muy lindas de escuchar.
—Pero igual quiero saber, anda. —Le sonrío de manera exagerada y rueda los ojos antes de hablar.
—Tengo una hermana gemela, ¿sabías? —Asiento porque algo de eso leí—. Su nombre es Artemisa y está loca. —Se ríe—. No tenemos la mejor relación, ella es como todos ellos. —Hace una mueca—. En cierta forma, la única hermana que tengo es Elsah, ella siempre ha estado allí para mí. Cuando éramos pequeños nos juntábamos para espiar a los humanos, incluso a veces solíamos bajar y jugar con los niños mortales, así que cuando nos provocaba hacíamos cosas que veíamos que hacían ellos. —Juego con su cabello mientras él se toma su tiempo para hablar—. Una tarde Elsah me dijo que deberíamos jugar a las cartas y a mi me pareció la mejor idea de todas, yo podía aparecer cualquier cosa con solo pensarlo, pero ese día decidimos jugar con nuestras cartas favoritas.

DU LIEST GERADE
APOLO.
HumorSi has leído sobre mitología griega, entonces sabrás sobre Apolo "dios del sol." Físicamente era perfecto, demasiada belleza para los ojos de un simple mortal, a excepción de una... Emma Williams, ella no se dejaba comprar con su perfección pues se...