Emma.
He de confesar que en mi experiencia sexual —que ha sido poca—, he descubierto que no soy una mujer ruidosa, al menos no con palabras, nunca me escucharás diciendo cosas como "Oh por dios, sí, así" . Pero entonces recuerdo mi momento caliente con Apolo en la playa y yo verdaderamente sí hablé, así que no sabría decir como va a resultar esto.
—Estás temblando —me dice separándose un poco de mí, llevamos un rato tonteando con besos, pero nada más—. Emma, si no quieres hacerlo...
—Quiero. —Lo interrumpo—. Estoy nerviosa, pero quiero hacerlo.
—Entonces deja de pensar tanto y sólo déjate llevar, linda. —Sonríe y me guiña un ojo, últimamente hace mucho eso.
Hago caso a lo que me dice y me dejo llevar por el momento, porque: ¡Holaa! ¡Es un dios! No puedo sólo dejar pasar esta oportunidad.
Sin perder tiempo llevo mis manos al dobladillo de su camisa para levantarla y se separa un poco para ayudarme a terminar de sacarla, cuando se queda sin ella me siendo en total libertad de pasar mis manos por su muy trabajado y perfecto abdomen y siento como se tensa bajo mi toque. Me gusta, definitivamente me gusta esto, así que en un movimiento rápido quedo encima de él y me observa entre sorprendido y divertido.
—¿Qué? —Alzo una ceja y sólo niega sonriendo.
Bajo el rostro y comienzo a repartir besos desde su cuello hasta su pecho, mientras él coloca sus manos en mis caderas y me presiona más a su cuerpo haciéndome saber como está, lo que causo en él. No puedo evitar gemir al sentirlo.
—No sé si estoy para juegos previos justo ahora, Emma. —Dice con la voz más grave y yo solo muevo mis caderas encima de él, haciendo un poco de fricción, cosa que lo hace maldecir y sacarme la camisa de un solo tirón—. Sí, eres jodidamente perfecta.
🌞.🌞.🌞
No sé en qué momento se fue el resto de la ropa, sólo soy consiente de la manos de Apolo dándole total atención a mis senos mientras su boca se encuentra repartiendo besos por mi estómago, sé lo que pretende, pero no sé si puedo aguantar más.
—Apolo... —Le da un apretón a mi seno derecho y gimo—. Mierda, necesito que pares con los juegos previos. Te necesito ya dentro de mí, por favor.
Sonríe y la imagen es lo más sexy que he visto, tiene los labios un poco hinchados por los besos, el cabello desordenado por mis manos inquietas y esa sonrisa ladeada que lo hace lucir incluso más perfecto de lo que ya es. Asiente y deja un último beso en mi estómago antes de subir y besar mis labios.
—Eres hermosa, Emma. —Susurra y me da un pequeño mordisco en el labio inferior—. Perfecta y mía.
Voy a corregirlo y a decirle que no soy de él, pero me silencia con un beso mientras se acomoda encima de mí, puedo sentir su miembro en mi entrada, pero el muy maldito sólo lo roza haciéndome gemir. Estoy mojada y ansiosa, quiero que acabe con esta tortura y a la vez quiero que siga haciendo lo que hace porque me gusta.
—También te quiero. Aunque no me creas, aunque no sepa mucho del amor entre los mortales, aunque sea algo imposible para muchos, te quiero. —Me dice antes de presionar nuevamente en mi entrada y de una sola arremetida se abre camino entre las paredes de mi sexo, ambos jadeamos cuando está totalmente dentro de mí—. Se siente malditamente bien... ¿Te duele?
Niego con la cabeza, siento una pequeña molestia por el tiempo que tenía sin hacer esto y por su tamaño, que déjenme decirles que no es para nada decepcionante, pero no me duele como para hacer drama o quejarme.
—Sigue, estoy bien. —Le rodeo la cintura con mis piernas y lo siento deslizarse hacia afuera para entrar de nuevo y así comenzar a embestirme con fuerza. Adiós al Apolo romántico y juguetón, ha sacado a la luz su lado dominante y yo no me pienso quejar de nada. Cuando ya me tiene jadeando, gimiendo y pidiendo por más, la puerta suena de una manera tan molesta que lo hace maldecir y dejar de moverse—. ¿Crees que Elsah me escuchó? —Pregunto horrorizada y él solo me mira divertido.
—¡¿QUÉ MIERDA QUIERES?! —Le grita dejando su frente contra la mía y lo siento respirar profundo aguantando las ganas de seguir moviéndose en mi interior.
—Lamento interrumpir sus cochinadas, pero tenemos un problema. —Dice desde el otro lado de la puerta.
—¡Tienes que estar jodiendo, Elsah! —Le responde molesto—. ¿Justo ahora? ¿No puedes esperar?
—Hay dos personas mirando hacia acá desde hace más de diez minutos y los conocemos, son de los sirvientes de Poseidón. Sabes que no pueden entrar, pero el que estén vigilando la casa me jode, deberías salir.
—Voy. —Siento como sale de mi interior y se me escapa un pequeño gemido. Me mira divertido y luego frunce el ceño mirando la erección que tiene y se tendrá que dar un buen baño con agua fría o eso le va a doler a morir, lo veo quitarse un condón que no sé de dónde carajos salió, lo escucho reír y veo que me está mirando—. Te dije puedo hacer aparecer cualquier cosa en cualquier parte y no iba a perder el tiempo buscando un puto condón cuando podía usar mis poderes. —Se viste y yo solo lo miro desde la cama. Maldita sea mi suerte, por fin lo tenía para mí y me cortan el momento de esta forma tan horrible—. Lamento eso, lo voy a arreglar y tú y yo vamos a terminar lo que empezamos. —Me guiña un ojo y se acerca a darme un beso en la frente antes de caminar a la puerta de la habitación.
—Apolo. —Se detiene y me mira—. ¿Me vistes? —Le hago un puchero y rueda los ojos, pero enseguida siento como vuelvo a tener mi pijama puesto, me levanto rápido y lo sigo cuando baja las escaleras para salir de la casa—. Cuídate.
Lo veo salir del lugar y me acerco a Elsah que está viendo por la ventana, me mira y hace una mueca.
—¡Carajo! Hueles a él —me hace un puchero—. Una lástima, ya no tengo oportunidad.
Voy a reír, pero me doy cuenta de algo...
—¿Dijiste que huelo a él? —me mira y asiente—. ¿Huelo a él en que sentido?
—En todo sentido, es un olor que nosotros sentimos y nos hace distinguir entre lo que está tomado y lo que no. Tú hueles a él, le perteneces ahora y hasta el día de tu muerte, ya ningún dios puede intentar algo contigo.
—¿De verdad? —Le pregunto alegre, pero recuerdo la razón por la que Apolo salió de la casa y es como un golpe de realidad—. ¿Entonces por qué ellos están aquí?
—Eso es lo que tenemos que averiguar, la marca de humanos es algo que se respeta. Incluso Zeus, que es la mierda mayor, la respeta. Así que tenemos que ver que pasará ahora que estás marcada.
—Ahora eso suena como si yo fuera una vaca —hago una mueca.
—Bueno, pues tenemos que ver que pasará ahora que Apolo te folló. ¿Así? —la miro mal y se encoge de hombros—. Tú entiendes, bonita.
Asiento y ambas miramos de nuevo por la ventana como Apolo mantiene—lo que se ve como una discusión—con los dos hombres al otro lado de la calle.
—¿Crees que se arme una guerra o algo así? —pregunto con miedo y ella me mira con una sonrisa extraña en el rostro.
—Oh, pequeña —deja su mano en mi hombro—. Te diré lo que me dijo Apolo a mí, esta guerra ya empezó.
¡Carajo! ¿Por qué a mí?

ŞİMDİ OKUDUĞUN
APOLO.
MizahSi has leído sobre mitología griega, entonces sabrás sobre Apolo "dios del sol." Físicamente era perfecto, demasiada belleza para los ojos de un simple mortal, a excepción de una... Emma Williams, ella no se dejaba comprar con su perfección pues se...