Destino

4.7K 282 161
                                    

Caminaba por las oscuras calles de Los Santos.

Su maldito teléfono no dejaba de sonar desde el bolsillo de su ajustado pantalón, sabía muy bien de quien se trataba y no estaba de humor como para lidiar con él.

Gustabo era su prometido y su "alfa", Horacio al ser el único descendiente apto del clan Pérez, fue comprometido con el hijo menor de los Conway, sus familias habían sido amigas y socias desde ya hacía años, por lo que no fue novedad para nadie que terminaran planeando su boda en cuanto supieron de su condición de omega.

Gus y él tenían la misma edad, por lo que habían crecido prácticamente juntos. Más lo que comenzó como una linda relación de amistad, cambió rotundamente bajo los ojos del moreno cuando el rubio se enteró de que era un alfa.

Si bien Horacio había llegado a tener sentimientos por su amigo en su juventud, todo terminó cuando aquel atento chico de ojos azules pasó a ser uno más de esos alfas déspotas y pedantes.

Aún así, decidió no objetar por el temor a que lo comprometieran con cualquier otro alfa de buena familia o algo peor. Ignorando su lado alfa, Gustabo no era tan malo, le quería y respetaba su relación.

Eso es lo que creyó en principio.

Mas no era imbécil, fue muy sencillo para él captar el olor de otros omegas recesivos en la ropa de su compañero, y tampoco fue sorpresa para él cuando el rubio sin más, le dijo que era normal en su familia tener a demás de su compañero, otros omegas para mantener sus "instintos a raya".

Pero claro, él era su preferido y con quién planeaba mantener el apellido.

Resopló con molestia apagando el aparato. Ya tenía 25 años, era un hombre hecho y derecho, independiente e inteligente, el ser omega nunca había sido impedimento para hacer lo que se le plazca y no iba a permitir que aquello le afecte, se había cansado de fingir que todo estaba en orden con su vida, ya estaba harto de Gustabo. Es por eso que cuando lo encontró follándose a una omega recesiva en la habitación que compartían, no dudó en tirarles el agua del florero más próximo, tomar su billetera e irse del departamento.

No lo negaría, disfrutó mucho actuar haciéndose el ofendido como las mujeres de las novelas que veía su madre por la tarde.

Y disfrutó aún más llevarse la tarjeta dorada de su prometido y deslizarla con gracia en cada tienda de prendas "inapropiadas" que encontró, sólo como capricho para enfatizar su falso enojo.

Por último, agregó un pequeño detalle.

Envió una foto de él en el vestidor mostrando el dedo medio, jeans negros de cuero que se ajustaban perfectamente a sus caderas sin dejar nada a la imaginación y una camiseta de lentejuelas manga cero, adjuntada con la descripción "Voy a divertirme, alfa de mierda", acompañada también de las fotos de las facturas, donde claramente se detallaba la compra de maquillaje, ropa y bastantes preservativos.

Rodeó la avenida y sonrió divertido al recordar la absurda orden del hombre para que regrese a casa.

Pobre imbécil.

Aunque si era sincero consigo mismo, tal vez si le haya dolido un poco la traición de Gustabo, en algún punto de su juventud había anhelado que el rubio sea su pareja destinada, más nunca sintió esa chispa de la que hablaban los libros al estar con él.

Tampoco es que estuviera esperando al amor de su vida, antes de anunciar su compromiso en sociedad, al menos tenía parejas para pasar sus celos, pero fue lo suficientemente estúpido para creer que su ex amigo iba a respetarlo de la misma manera. Fue un golpe bajo para su ego.

STREETS - VOLKACIO (Omegaverse)Where stories live. Discover now