Nacido para servir y obligado a casarse por conveniencia, Horacio aprovecha la traición de su prometido para irse de fiesta sin premeditar que terminaría enrollándose con su pareja destinada.
Viktor Volkov era todo lo que él soñó pero sabía que no p...
— La situación de su pareja es complicada, los análisis indican que ha tenido una excesiva ingesta de inhibidores de celo. Estos son extremadamente perjudiciales para los omegas, ya que su uso es clasificado como de emergencia y la dosis máxima es de una vez cada seis meses. —explicó la doctora.
Viktor no podía creer lo que estaba pasando. Hace unas horas se encontraba riendo y pasando momentos gratos al lado de su pareja, quien lucía jovial y lleno de energía como siempre. No era posible que todo se derrumbara en cuestión de minutos.
Al desvanecerse, Volkov logró sostenerlo entre sus brazos evitando que se hiciera daño, el susto fue terrible. Como alma que lleva el diablo contactó con la clínica más cercana y llevó a su pareja para que lo atendieran. Apenas y logró ponerse zapatos antes de salir, ya era de madrugada, el sol estaba por salir y su preocupación sólo se acrecentaba. Horacio le había mencionado que durante su reclusión se vió en la necesidad de consumir supresores de celo, pero que su cuerpo los había rechazado los últimos días, no se imaginó que la razón se debía al daño que estos provocaban en su cuerpo, ni que estos le afectarían de una forma tan negativa.
Imaginó todo lo que Horacio tuvo que sufrir por culpa de su familia y ese otro alfa. Una increíble amargura lo invadía por dentro, su alfa gruñía y exigía estar cerca de su omega, protegerlo de todo y todos los que se acercaran a él con intenciones malversas.
La doctora seguía hablando pero sus pensamientos se encontraban dispersos en la bruma de su inconsciente, la culpa lo atestaba calando hasta lo más profundo de su ser. Si tan sólo hubiera reemplazado aquella mordida antes, Horacio no estaría ingresado en urgencias, adolorido y lejos de él. Si bien —según la médica— su mordida evitó que el daño fuera mayor, no podía evitar sentirse responsable de lo ocurrido.
—... ahora mismo su omega tiene que quedarse ingresado para realizarle los chequeos correspondientes, su estado no es el mejor —la beta de edad mayor lo miró con una mueca— y eso no es todo... Señor Volkov, su pareja está en cinta.
Fue entonces que un "click" lo devolvió a la realidad.
Al oír aquello, el mundo parecía haberse paralizado. Las palabras simplemente no salían de la boca de Volkov, aquella noticia le había llegado como un baldazo de agua fría.
—¿C-Como dice? —murmuró anonadado.
La mujer con una mirada de angustia miró a Volkov y volvió a informar:
—Su omega está embarazado, tiene aproximadamente un mes y medio de gestación.
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—Horacio, tienes que comer. Viktor se pondrá muy triste si se entera que no estás alimentándote como es debido.
Michelle mantenía el brazo elevado a la espera de que el omega se dignara a probar un bocado de su desayuno pero, cual niño, este giraba la cabeza hacia un lado con una mueca de desagrado. Según él, los enfermeros le habían traido "tortillas francesas momificadas, postre con sabor a vacío existencial y un jugo 100% libre de ingredientes naturales".
