Lover Blue ft. Tom×Sonic

🌾)) ¡ Maddie ! ❞

Maddie finalmente había vuelto a casa, alegrando en gran parte a Tom y a Sonic, sin embargo algo estaba mal.  

La morena había notado que el erizo evitaba constantemente a Tom, incluso había dejado de usar sus camisas para usar las suyas propias. Pensó que su esposo le había hecho algo ¿Pero por qué o qué? No había motivo.   

Se suponía que ahora eran una familia y las familias se suponen que están unidas, no se ignoran ni se evitan.

Fue así como Maddie tomó la decisión de citarlos a ambos a una reunión en la sala.

— ¿Por qué estamos aquí? —Preguntó el cobalto, sentado en su silla.

— He notado que ustedes dos ya no están tan juntos como antes. —Inició la morena.— Y me gustaría tener una explicación, ¿Sucedió algo en mi ausencia?

— Pues no, solo que me tenías preocupado. —Respondió Tom, indiferente.

— Tom me gritó ¡Pero está bien! Me lo merecía, no debía meterme en sus asuntos. —Comentó el menor.

La de cabellos azabache miró a Tom, luego a Sonic, luego a Tom, luego a Sonic y suspiró.

— ¿Están peleados o algo? —Preguntó.

— No, no lo creo. —Respondió Tom.

— Pues yo tampoco lo creo así. —Añadió el erizo.— Simplemente le he dado su espacio necesario, solo eso.

— ¿Y por eso mismo te sales cada vez que entro a un cuarto? —Preguntó indignado el mayor.

— Tomo distancia para evitar una catástrofe que amerite que me grites en serio. —Habló, intentando mantener la compostura, mientras las chispas salían alrededor de él.

— Sí, pero esa distancia no debería impedir que hables como antes. —Quejó el de cabellos avellana, cruzándose de brazos.

— ¡Centremonos en evitar un divorcio y luego hablamos! —Bociferó, liberando una sobrecarga que dejó a oscuras el vecindario y más allá.

— Wo-wow... ¿So-sonic? —Llamó Maddie, preocupada.

El mencionado se retiró en una fracción de segundo fuera de la casa, estaba irritado, necesitaba liberar tensión, cosa que solo conseguía corriendo.

La morena encendió la linterna que tenía cerca y apuntó a Tom.

— ¿Hace cuánto que ésto pasa en nuestra casa? —Preguntó, enojada.

— Desde que te fuiste, en total... —Hizo la cuenta.— Tres meses.

— ¿¡Tres meses!? —Exclamó, alarmada.— ¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios, Tom!

— Déjalo, es mi culpa. —Dijo, levantándose de la silla.

— ¿Y ya antes había salido corriendo luego de una sobrecarga? —Preguntó, siguiéndolo.

— No, ésta es la primera. —Respondió, para posteriormente encender su celular.

— Tal vez un poco de yoga lo ayude. —Comentó Maddie, esbozando una pequeña sonrisa.

— ¿Tú crees? —Preguntó, viéndola.— ¿Y con eso él podría perdonarme?

— El yoga relaja el cuerpo y alma, no hace milagros. —Respondió.— El perdón debes ganarlo.

— Claro, tiene sentido. —Murmuró.

— Empezaremos cuando vuelva o... Mañana. —Dijo apuntando con la linterna el resto del cuarto.— ¿Cuánto tardan para reestablecer la luz?

— Unas... Ocho horas, o un día. —Soltó despreocupado.

— ¿¡Qué!?