Capítulo 2 - Emily

47 17 37
                                    

―¿Tienes por ahí el eyeliner?

―Sí, pero ya te había quedado bien, Lucy. ¿Por qué te lo has quitado? ―le pregunto a mi mejor amiga.

―Porque no estaba perfecto, cada ojo lo tenía diferente. ¡No podía ir a la fiesta con esas pintas!

Niego con la cabeza mientras oculto una sonrisa. No sé qué decisión ha sido mejor: comenzar a trabajar en el ferry o irme a vivir con mi compi de trabajo, Lucy Shayk.

Hace un año me independicé totalmente de mis padres. Ya vivía sola, pero en un apartamento que les pertenece a ellos. Además, lo de sola es un decir, pues Harry dormía más ahí que en la mansión de papá y mamá.

―Estarías perfecta incluso con una bolsa de basura rodeando tu cuerpo, Lu. No he visto mujer más guapa en la vida.

Lucy se asoma por la puerta del baño dejando que vea sus rizos perfectos y su cara de ángel, porque sí, mi mejor amiga podría ser modelo si quisiera. He perdido la cuenta del número de veces en las que mi madre le ha suplicado, literalmente, que desfile con alguno de sus diseños. Sólo relajó la intensidad cuando Lucy accedió a subir alguna foto a Instagram con lo que ella le prestaba. Etiquetándola, por supuesto.

―Lo dice la pelirroja con los ojos azules más bonitos del mundo.

―Rubia de nacimiento ―replico.

―Sí, pero pelirroja ahora, por sutil que sea. Sigo flipando con que te atrevieras ―comenta mientras se desternilla de risa.

―Papá dijo que sus dos rubias éramos lo más importante para él, recalcando que si destacábamos entre los hombres era, sin duda, por el precioso rubio que teñía nuestro cabello. ¿Cómo se puede hacer un comentario tan sumamente horroroso? ―pregunto más para mí que para ella.

―Fue un comentario desafortunado, Mily. Sabes que tu padre no juzga a la gente por su apariencia.

Bueno, no le gustaba nada cómo se vestía o peinaba Luke...

No. Luke no existe. ¿Quién es Luke? Yo no lo conozco.

―De vez en cuando sí que lo hace. No es todo el tiempo, pero, cuando pasa, me siento muy incómoda.

―Yo creo que a quienes ha juzgado por su aspecto ha sido tras conocerlos. Personas que, por lo que sea, no traga. Y de ahí hace cometarios despectivos. No lo defiendo, pero, de juzgar por la apariencia, seguro que me habría juzgado a mí por no ser blanca, y nunca lo hizo.

―¡Y nunca lo haría! ―añado―. A nadie le juzgaría por el color de su piel, y menos a ti, choco-Lu ―comento guiñándole un ojo a la vez que entro al baño.

Desde que un turista la llamó así en el barco, lo saco a relucir de vez en cuando. Si es que es un bomboncito.

―Te adoro, pero te adoraré menos si tardas más de tres minutos en mear. ¡Vamos, que hemos quedado!

―¡Ya voy, pesada!

Una vez listas, ella con un vestido y yo con unos shorts y un top, salimos de casa. Es un paseo de quince minutos hasta el Otherwise, el bar nocturno al que solemos ir a bailar. Eso cuando no vamos al Joe's, claro. Pero ahí sólo vamos cuando trabaja Joel, que nos pasa copas gratis. O, más bien, me las pasa a mí.

Lucy dice que le gusto. Gustar de verdad, dice. Ya hemos tenido algo alguna vez, pero pasaba más a menudo de la que nos conocimos, y siempre que ha pasado ha sido con alguna copa de más. Ambos hemos sido siempre plenamente conscientes de nuestros actos, pero con un par de copas nos desinhibimos más y solemos actuar sin pensar tanto en las consecuencias.

Mírame A Los OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora