Capítulo 5 - Luke

26 9 19
                                    

Al llegar a Magnetic Island, como bien advirtió Emily, Ashton alquiló una moto para ir a ver a Claudia. El resto del grupo se dividió entre los que alquilaron un 4x4 o una moto para visitar la isla en un día, los que hicieron lo propio para llegar al hotel en el que pasarían una noche, los que optaban por viajar en bus solos o acompañados de Lucy, quien les haría un tour de los mejores senderos para hacer trekking, y yo. Porque yo no tenía ni idea de lo que quería hacer.

―Como no te apures, te quedarás solísimo. Ashton estará apagado o fuera de cobertura para todo aquel que no sea Claudia ―dice Emily sobresaltándome. No pensé que fuera a hablarme.

―No sé ni qué hacer. Ashton quería venir aquí, pero yo simplemente venía a acompañarlo ―miento.

―Bueno, pues planifica sobre la marcha. ¿Piensas hacer noche aquí o volver al atardecer?

―Pagamos viaje de ida y vuelta, así que supongo que me vuelvo hoy ―respondo sin mirarla. No estaba preparado para que me hablara tan normal, va a ser verdad que es muy profesional.

―La vuelta es abierta, puedes decidir tú mismo cuándo regresar ―aclara dejándome en un mar de dudas.

¿Cuándo va a volver ella? ¿Y Ashton? Porque no quiero estar solo. Aunque, pensándolo bien, aunque haga lo mismo que Emily, seguiré sólo. Fuera de su horario laboral soy un cero a la izquierda para ella.

―No tengo ni idea de qué hacer, estoy completamente perdido ―murmuro agachándome, escondiendo mi rostro entre mis manos.

No tengo amigos aquí, mi familia está en otra ciudad, mi mejor amiga de la adolescencia no quiere saber nada de mí...

¿A qué narices he venido?

―Oye ―habla Emily situándose en cuclillas a mi lado―, no pasa nada. Mira, puedo buscarte un hotel cercano a donde vive Claudia para que mañana vuelvas junto a Ash, o puedes volverte más tarde conmigo. Lucy y yo no hacemos noche aquí, así que no volverías sólo, si es lo que te preocupa.

Su dulce voz me calma y me transporta a tiempos tremendamente felices, como si no hubiera pasado ni un solo día desde que habláramos con una complicidad inagotable.

―¿Crees que podrías acompañarme durante todo el día? Puedo pagarte un tour personalizado, no pretendo malgastar tu tiempo sin darte nada a cambio.

Ella parece pensarlo. El problema está en que, mientras lo hace, se muerde el labio de una manera que provoca que tenga que tragar saliva y desviar mi mirada. Respira, Luke.

―Se supone que tanto Lucy como yo debemos acompañar a los turistas si así lo desean, lo que pasa es que nos turnamos para que, cada día, una de nosotras pueda disfrutar de la isla a su antojo. Supongo que puedo enseñarte lo que yo hago cuando, como hoy, me toca a mí la tarde libre ―responde con su alegría característica.

―Creí que me odiabas ―murmuro sin poder evitarlo. Eso ensombrece su rostro, y temo que me acabe de quedar sin la oportunidad de pasar la tarde con ella.

―No te odio, Luke ―responde, aunque parece estar conteniéndose en decir algo más―. Estoy decepcionada, eso es todo. Que no confíe en ti ni te quiera en mi vida no quiere decir que desee que tu estancia aquí sea horrible. Puedo enseñarte esto sin problema, eso sí, quizá no te guste mi forma de pasar el tiempo.

Quiero decirle que lo único que yo deseo es estar con ella, pero, viendo que su amabilidad es la misma que tendría con cualquier otra persona, me lo callo.

―No tengo otra cosa que hacer ―digo fingiendo una sonrisa.

―Pues vamos.

Emily me guía por un camino durante unos minutos hasta una pequeña casita donde se encuentran dos bicicletas apoyadas en la fachada.

Mírame A Los OjosWhere stories live. Discover now